15 may. 2025

Tras 11 años de ausencia, Drexler vuelve a hacer gala de su talento para encantar

Así lo vimos --- Concierto de Jorge Drexler

Foto: UH Edicion Impresa

Foto: UH Edicion Impresa

Rosalía Ciciolli

@rciciolli

Se hace complicado hablar de Jorge Drexler con objetividad, sobre todo cuando se es fan de su música. Detenerse solo a enumerar las canciones que presentó en su concierto del martes en el BCP no le haría justicia del todo a este artista, dueño de un carisma único y de una gran capacidad para interactuar con el auditorio de una manera tan profunda, que cualquiera que no fuera seguidor de su música, quedaría igual de prendado a ella.

Su primer concierto en Asunción, tras 11 años de ausencia, arrancó con la canción “Movimiento”, del disco Salvavidas de hielo, que marcó el comienzo de un romance entre el artista y el público, que se extendería hasta el último de los dos bises que brindó el artista. La emoción que generaba cada una de las interpretaciones de Drexler se manifestaba en gritos de histeria contenida de algunas personas del público –hombres y mujeres por igual–, lo que generó un feedback que solo él puede lograr.

Drexler recurrió a recursos hábiles para ganarse a todos, como el de improvisar letras en la introducción de algunas de sus canciones y pedir al público que no aplaudiera, sino que se limitara a realizar chasquidos de dedos para acompañar los temas.

Los puntos álgidos del concierto fueron cuando el grupo de músicos del show lo dejó solo sobre el escenario para que presentara algunos temas acompañado de su guitarra. Y, sin duda, fue el mejor momento del concierto, el de mayor intimidad con el público, que pedía a gritos al intérprete sus canciones favoritas.

Pero Drexler les dijo: “No. Déjenme darme algunos gustos a mí". Y ahí comenzó lo mejor, cuando presentó “Milonga paraguaya”, en un homenaje a Agustín Pío Barrios, Mangoré, de quien Drexler dijo que aprendió que uno pertenece a los lugares a donde va, haciéndolo sentir parte de toda Iberoamérica. La interpretación tan sentida generó una alta emoción en el público, que le entregó al cantante una gran ovación. Pero si con esa canción ya se había ganado a todos, Drexler aún tenía guardado un as mayor en la manga, que sacó a relucir acto seguido.

Aclaró que de manera casi improvisada había decidido presentar una canción que su padre siempre escuchaba en su viejo tocadiscos, cuando él era aún un niño, y que nunca antes la había interpretado en concierto. Y con voz entrecortada y susurrante empezó a cantar “Recuerdos de Ypacaraí", que el auditorio escuchó en medio de la sorpresa y un silencio absoluto, entre admiración y agradecimiento. Luego la ovación fue de pie.

Y la fiesta de Drexler se extendió durante dos horas, plenas y maravillosas, con temas que pusieron a bailar y cantar a todos, en total libertad.