Con un violín chino, un equipo de cámping y USD 700 Jason partió desde Taiwán en el 2013 y fue pedaleando por varios lugares. Llegó a Australia, pasó por Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos, Centroamérica y ahora Sudamérica, actualmente en tierra guaraní. Solo viajó en avión para cruzar el continente, después todo el tour lo realiza sobre 2 ruedas.
El oriental destaca que en Sudamérica la calidez de las personas es lo que más le ha gustado. Varias familias lo acogen en su hogar mientras dure su estadía. En tanto que cuando se halla en lugares desolados o no encuentra posada, prepara su denominado Castillo ambulante y descansa por la noche, ya que al día siguiente la gira continúa.
Trabajaba en el rubro inmobiliario, pero afirma que siempre soñó con salir a pasear y dejar de lado la monotonía, por ello, a sus 45 años se lanzó a la aventura.
MÚSICA Y DEPORTE. Cumplir su sueño significaba un alto presupuesto, pero luego de mucho analizar, decidió que la bicicleta sería la mejor opción, así que empezó a entrenar. “Es muy económico y resulta un buen ejercicio a la vez”, destacó.
Luego faltaba el medio de sobrevivencia, así que pensó que el violín tradicional chino, instrumento hecho de cuero de serpiente y las cuerdas de cola de caballo, que ejecuta desde hace 28 años, sería su ayuda. Tang lo ejecuta en algunos sitios estratégicos para deleitar al público con la melodía y para que los voluntarios puedan ayudarlo para el sustento.
Estadía en Paraguay. En el país llegó por Ciudad del Este; ya conoció Caacupé, Atyrá y ahora se encuentra en Asunción, donde la próxima semana se reunirá con varias asociaciones de ciclistas para realizar un circuito por la ciudad e incentivar el uso de la bici. “De Paraguay me gusta mucho la atención de la gente y el asado. Me asombra mucho también el tiempo; es increíble cómo viene una tormenta, luego hay un sol radiante y después hace frío”, destaca Jason.
El viajero tiene como meta llegar a 60 países y su próximo destino es África.