Reuters.-
La explosión ocurrió en el estacionamiento del Parque Gulshan-e-Iqbal, frente a la puerta de salida y a pocos metros de columpios para niños. El lugar es un destino popular para los miembros de la comunidad cristiana, muchos de los cuales habían ido el domingo a celebrar la Pascua.
Pakistán, un país de 190 millones de personas con capacidad nuclear, enfrenta la violencia de insurgentes del Talibán, bandas criminales y grupos sectarios. Punyab es la provincia más grande y con mayores riquezas.
Testigos dijeron que vieron partes de cuerpos desperdigados en el estacionamiento una vez que se asentó el polvo por la explosión. “Cuando se produjo la explosión, las llamas eran más altas que los árboles y vi cuerpos volando por el aire”, dijo Hasan Imran, de 30 años.
Salman Rafique, un asesor de salud del gobierno provincial de Punyab, dijo que los muertos eran al menos 60. “Hay más de 280 heridos (...) Hay mucha gente que está siendo atendida y tememos que la cifra suba considerablemente”, destacó.
Mustansar Feroz, superintendente de la policía para la zona en la que se ubica el parque dijo que la mayor parte de los muertos y heridos eran mujeres y niños.
La facción talibana Jamaat-ul-Ahrar se adjudicó el ataque. “El objetivo eran los cristianos”, dijo un portavoz. “Queremos enviarle al primer ministro Nawaz Sharif el mensaje de que hemos entrado en Lahore (...) No va a poder detenernos. Nuestros atacantes suicidas continuarán con los ataques”.
Imágenes de televisión mostraron a mujeres y niños parados en gigantescos charcos de sangre, llorando y gritando, y a oficiales de agencias de rescate, policías y civiles llevando a los heridos a ambulancias y autos particulares.
Militantes islamistas en Pakistán han atacado a menudo a cristianos y otras minorías religiosas en la última década. Muchos cristianos acusan al gobierno de hacer poco para protegerlos y señalan que solamente brinda sus condolencias una vez que se producen los hechos pero hace poco para impedirlos.
En 2014, Pakistán lanzó una ofensiva contra el Talibán y combatientes yihadistas asociados en Waziristán del Norte, buscando privarlos de las zonas de refugio desde las que lanzan ataques en Pakistán y Afganistán