El docente, que tras asumir el cargo pidió su traslado a raíz de las presiones recibidas de parte de padres y profesores que no comulgaban con su modo de actuar, fue sometido a casos judiciales por supuesto maltrato a alumnos y a un sumario administrativo en el 2017; pero pudo zafar y en febrero de este año trató de incorporarse como director.
En medio de la discordancia total, desde el año pasado la dirección del mayor centro educativo de la región está a cargo de un junta directiva, compuesta por 6 directoras de áreas, entre antiguas docentes.
En horas de la tarde de ayer fue convocada una reunión de representantes de la comunidad educativa con la presencia de la coordinadora de supervisiones, Alcira Benítez; con el objetivo de llegar a un acuerdo para normalizar la situación, pero no pudo concretarse debido al desborde y a los improperios entre las partes, donde se escucharon acusaciones de todo tipo.
“Lo que el Ministerio quiere es que se llegue a un acuerdo para calmar las aguas, pero al parecer resultará misión impo- sible”, dijo la coordinadora, quien sugerirá un nuevo llamado a concurso entre los interesados en ocupar el cargo.
En la reunión apareció Roberto Carlos Casco, quien manifestó su deseo de volver al colegio como director, exigiendo un ambiente armónico para trabajar por la educación de los alumnos. En otro momento, el docente reconoció que los recursos asignados son millonarios y el celo por la administración sería una de las causas de la profunda división existente. R.F.