Más allá de las múltiples modificaciones tácticas y de nombres que viene realizando Francisco Arce, partido tras partido, Olimpia perdió parte de sus virtudes como equipo.
Ya no ejerce la presión alta que implementó el DT en los primeros juegos que dirigió al Franjeado y producto de aquello divide más tiempo la tenencia del balón con el rival.
Las alteraciones tácticas también repercuten en el funcionamiento colectivo y eso se evidencia en el rendimiento general. El Decano, ante Luqueño, no generó una situación neta de gol en el primer tiempo, pero tampoco permitió que el rival se aproxime al arco de Campestrini.
El planteamiento de Eduardo Rivera fue correcto. Cuidó mucho los carriles, por izquierda tiró a Luis Miño para colaborar con Marcelo Báez, en la contención de Jorge Salinas y Eduardo Aranda.
Por derecha, Juan Escobar y Jorge Nuñez dejaron pocos espacios para que Blas Riveros y Tito Torres desarrollen al máximo el juego que acostumbran.
Gemelos futbolísticos. En el juego anterior marcamos que Olimpia sintió la ausencia de William Mendieta en el primer tiempo y en este juego dio la sensación que con el ingreso de Salgueiro, creció el volumen de juego franjeado y se jugó con mayor intensidad, al menos 20 minutos de la complementaria. Chiqui Arce deberá diseñar un esquema que permita tener a ambos jugando juntos más tiempo en los diferentes partidos.
Cuando parecía que el 0-0 sería el resultado final, se produjeron dos goles. El de Luqueño (gol de Borja) fue anulado por supuesta falta a Campestrini y en la réplica, Tito Torres marcó de cabeza, tras un centro de Claudio Vargas.
Olimpia suma 34 puntos, siendo esta su mejor producción de los últimos 5 torneos.