Nancy Méndez y Édgar Medina
CIUDAD DEL ESTE
“Estoy demasiado feliz, veo a los estudiantes haciendo la terminación de mi casa, doy gracias a Dios y a la Virgen María, que me haya tocado este año a mí la construcción de la casita, cuando el año antepasado vi que le hicieron a mi vecina le rogué a Dios que también yo pudiera tener para mi casa, al final se pudo concretar mi sueño”, comenta entre lágrimas doña Ofelia Díaz, que tuvo la dicha de recibir la construcción de una casa de 54 metros cuadrados de material cocido.
La construcción se da en el marco del proyecto El protagonismo del estudiante en el desarrollo de la sociedad, que llevan adelante los 120 alumnos del tercer curso del colegio Inmaculada Concepción de Ciudad del Este. El proyecto se inició en abril y además de la construcción de la casa –que se inició el 20 de agosto y que culminaría para este martes–, los alumnos llevaron cada martes almuerzo para 500 a 600 personas.
beneficiaria. Según el doctor Roque Alcides Giménez, coordinador de la casa de estudios, para la elección de la familia beneficiada tuvieron en cuenta varios requisitos, y como en este asentamiento del kilómetro 11 las familias reciben muy poca asistencia, vienen trabajando con ellos desde hace cuatro años.
Esta ya es la cuarta casa entregada, en el asentamiento y fue construida con el aporte de 500.000 guaraníes por alumno, quienes también se encargan del almuerzo, costean los ingredientes, algunos padres de los propios alumnos y vecinos se encargan de cocinar los alimentos.
“Hicimos un censo donde analizamos la realidad de las familias, en ese estudio estaban 62 familias, luego de eso quedaron 8, y en 6 hicimos una entrevista para ver si en situaciones reales pueden acceder a una vivienda digna, en el caso de esta familia pudimos ver que si no le ayudábamos no podrían contar con una vivienda propia”, asegura el docente.
Según Giménez la dueña de casa es una persona enferma, y tiene hijos pequeños por lo que le era difícil acceder a una casa propia.
Apoyo. El proyecto fue diseñado gratuitamente por una ex alumna de la institución, la arquitecta Andrea Espínola, que estudió en el Brasil. La construcción tiene 58 metros cuadrados y cuenta con una galería, dos habitaciones, cocina, baño y lavadero.
“Es una experiencia altamente dignificante, es algo que los alumnos lo quieren hacer, lo hacen con alegría, es un servicio que llena de satisfacción realmente verle a los jóvenes en un contexto histórico bastante complicado pero sin embargo han desarrollado esa sensibilidad social y están realmente preparados para el servicio, yo creo que todas estas experiencias le sirven para poder entender en la comunidad siempre habrá personas que necesiten del apoyo de alguien ya se autoridades o gente que tenga más para construir su dignidad”, afirma el docente.
ASISTENTES. Tanto las mujeres como los varones actuaron de ayudante de albañil, hasta el 2015 el trabajo de las mujeres era todo lo referente a la pintura de la casa pero desde el año pasado pidieron trabajar en igualdad con los varones. “Los alumnos supieron que con su aporte ellos pudieron ayudar y ahora están con una visión diferente de lo que es la sociedad y la vida. Sabemos que probablemente la vivienda no va a cubrir la necesidad de la familia en su totalidad, pero va a ayudar a llevar una vida digna y el efecto va a ser mucho mayor para los estudiantes que a partir de esto entienden que hay gente que necesita ayuda, y este es el inicio para generar un cambio”, finaliza Giménez.
Opiniones
“No pensé que podría construir una casa”
“Me gusta, me encanta esta experiencia, cuando vine de intercambio de Canadá no pensé que podría llegar a construir una casa, me gusta mucho ser útil”. Mireille Montminy, canadiense.
“Aprendimos a trabajar en equipo”
“Fue una grata experiencia porque aprendimos a trabajar en equipo, ayudar a esta comunidad que para nosotros fue el mejor regalo”. Jesús Cardozo, estudiante.
“Estamos viendo otra realidad”
“A través de esta construcción estamos viendo otra realidad que nosotros no conocíamos, aprendemos a ser más empáticos, a ponernos en lugar del otro, vemos las necesidades de los demás”. Eliza Gonzalez, alumna.