El creador de personajes como Chespirito, El Chapulín Colorado y El Chavo del 8 murió a las 13.15 hora local, rodeado por su familia en su domicilio. Desde hace varios meses, Gómez Bolaños ya no se levantaba de la cama, aquejado de diversos problemas de salud, entre ellos respiratorios.
Cuando sus problemas de salud se agudizaron, Chespirito fijó su residencia en Cancún, a orillas del mar, donde solía frecuentar lugares públicos y compartir con la gente.
Tras su muerte, el mítico personaje del Chapulín Colorado deja huérfanos a millones de admiradores desde Ciudad de México y São Paulo hasta Luanda.
VIDA PERSONAL. Gómez Bolaños practicó boxeo y era un fanático del club de fútbol América. En la década de 1970, en su época como guionista de tevé, un director lo apodó Chespirito, la traducción fonética de pequeño Shakespeare, por su abundante producción como libretista y sus apenas 1.60 metros de altura.
El cómico escribió cerca de 60.000 libretos y llenó el Madison Square Garden de Nueva York, el Estadio Nacional de Santiago y el Luna Park de Buenos Aires. Su influencia después de 40 años de carrera es tan grande que niños y adultos en toda Latinoamérica todavía repiten frases de El Chapulín como: “¡No contaban con mi astucia!” o “¡Síganme los buenos!”.
En el momento de su muerte tenía 6,59 millones de seguidores en el Twitter, el doble que el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien lamentó su partida y dedicó unas líneas en su cuenta: “México ha perdido a un ícono, cuyo trabajo ha trascendido generaciones y fronteras”.EFE, REUTERS