ROMA - ITALIA
“Hablan de 20 millones de peregrinos en Roma, pero ¿dónde se han escondido?”, se pregunta un hostelero dos días antes de la clausura del Jubileo de la Misericordia, un año santo bastante decepcionante para los comerciantes.
“Esperamos mucho más. Para nosotros fue incluso peor que el año pasado”, prosigue Antonio Calicchia, que posee un hostal a unos cientos de metros de la Plaza de San Pedro. Como él, varios profesionales de la restauración con negocio en las inmediaciones del Vaticano contaron que ganaron menos que en el Jubileo del año 2000, que atrajo a 30 millones de visitantes a Roma, según cifras oficiales.
¿De quién es la culpa? “De los atentados en París que alimentaron el miedo, no solo en Francia, sino en todos los países occidentales”, explica Walter Parise, cuyo comercio de souvenirs está lleno de coliseos en miniatura y de platos con la efigie del papa Francisco. “Además, recuerdo que los medios repetían hace un año que el Vaticano también podía ser el blanco de los terroristas”, añade. Una sensación confirmada por la federación de los hosteleros y restauradores de Roma, que prevé para 2016 una afluencia casi idéntica al 2015, o sea alrededor de 14 millones de visitantes. “Es como si no hubiera habido Jubileo. Creo incluso que nadie se dio cuenta”, ironizó el lunes su presidente Giuseppe Roscioli en el diario Il Fatto Quotidiano.
Jubileo low cost’. “Iglesias vacías y ciudad inmóvil. Es el jubileo fantasma”, titulaba el periódico de izquierdas, haciendo hincapié en las citas religiosas escasas y los numerosos proyectos urbanísticos puestos entre paréntesis durante un año santo calificado de ocasión perdida para la ciudad. El diario la Repubblica despide por su parte un “Lubileo Low Cost”, afirmando que los numerosos fieles que cruzaron las puertas santas de las cuatro basílicas papales no han tenido repercusiones en el turismo.
El Vaticano asegura que ese no era el objetivo del Jubileo de la Misericordia porque el Papa quiso que fuera sobrio y sobre todo con puertas santas en todas las diócesis del mundo. Hace un año, el Pontífice argentino decidió abrir simbólicamente la primera puerta santa en Bangui, durante su paso por la República Centroafricana.