Todo inició en el pasado mes de agosto, en el barrio Obrero de Asunción. Richard Pereira estaba a bordo de su vehículo cuando una patrullera comenzó a seguirlo sigilosamente. En un momento, sin entender lo que pasaba, Richard detuvo la marcha y los efectivos policiales sea acercaron para amedrentarlo.
Los policías trataron de todas las manera posibles de juzgar al joven por algún hecho punible. Uno de los oficiales lo bajó del auto, lo obligó a arrodillarse y le disparó en la nuca sin mediar muchas palabras. Desde ese día, Richard, de 25 años, recibió muchos tratamientos pero quedó parapléjico.
Pese a este pronóstico, su visión de vida -y la de su padre Ramón Pereira- sigue positiva, aunque a veces el dolor toca la puerta. Hoy busca retomar las riendas de su vida optando por la independencia.
Con ayuda de su padre logró adaptar el mismo auto que conducía el día del lamentable hecho para poder movilizarse de manera independiente. Igualmente, volvió a reparar celulares para ayudar a su familia con los gastos de la casa y de su tratamiento mismo.
El hecho. Se produjo el sábado 13 de agosto pasado. Eran las 4.45 cuando Richard abordó su rodado para prestárselo a su padre. En un momento, al llegar a 21.ª Proyectada y Brasil, se percató de que una patrullera lo seguía con las luces apagadas.
Dos policías lo detuvieron y trataron de plantarle evidencia. El mismo que le disparó en la nuca, tomó la mano de Richard y efectuó otro disparo de manera a testificar que fue el joven mismo el que se disparó.
Fueron testigos y cámaras de un circuito cerrado los que delataron a los efectivos policiales que hoy se encuentran en la cárcel. Se trata del comisario Jorge Ignacio Zárate, exjefe de la Comisaría 4ª Metropolitana y el suboficial Jhonie Osvaldo Orihuela, quienes guardan reclusión en la Agrupación Especializada tras ser imputados por la Fiscalía.