Esta cordialidad no fue aplacada siquiera por el terrible momento que vive su familia luego de que el militar se precipitara al suelo de una altura de 20 metros, cumpliendo una misión en circunstancias que hasta ahora no fueron aclaradas.
“Queremos saber quién dio la orden para que suba mi hijo; él no estaba capacitado para hacer ese trabajo. Alguien tiene que explicar lo que pasó”, comenzó diciendo don Carlos acompañado de cerca de su esposa Rosa Ramona Colmán, su compañera de toda la vida pero con quien formalizó su unión hace 23 años, cuando nació el último de sus hijos, al que el jueves tuvieron que sepultar.
“No sé por qué tuvo que subir a ese lugar. Le alzaron ahí y él no es un profesional. Mi hijo, mi querido hijo. ¿Dónde me voy a ir a gritar? Él tenía que haber desobedecido esa orden y volver conmigo a comer guiso pupú”, se lamentaba la madre del joven, aún en estado de shock.
A la mujer, a quien la impotencia y la rabia la dejó casi sin voz, no le cabe ningún tipo de consuelo y se resiste a creer que la muerte de su hijo fuera un accidente. “Él trabajaba en la oficina atendiendo teléfonos o trabajando en la computadora. No tenía instrucciones para hacer ese trabajo. Queremos que se investigue”, recalcó con firmeza.
Rosa recuerda que el uniformado fallecido la ayudaba a sostener su casa desde muy niño, vendiendo menudencia y verduras arriba de una bicicleta. Sostiene que él mismo se pagó sus estudios a fuerza de trabajo y también ayudaba a su padre agricultor. “Nunca tuvimos un sueldo para mantenernos. Fuimos sacrificados desde un comienzo y así salimos adelante”, añadió la mujer.
Un poco más sereno, don Carlos, indicó que hasta el momento, no recibieron ninguna explicación por parte de las autoridades militares pero confía en que estos harán justicia. Dijo que no descarta realizar una denuncia en la justicia ordinaria. “No podemos culpar a toda la institución. Confío en que la Justicia Militar va a hacer su trabajo y van a esclarecer este hecho”, expresó el hombre que asegura no haber visto el video difundido donde se ve la caída de su hijo.
Los padres del uniformado por el momento, no piensan en ninguna indemnización ni en ayuda económica. Aseguran que en este tiempo, emplearán todas sus energías para vivir el duelo y culminar la novena por la salvación de su hijo, ya que son muy creyentes.
La última comunicación con su hemana
Miriam Giménez, hermana del militar fallecido, no puede evitar el llanto cuando recuerda que fue ella quien se comunicó por última vez con Óscar minutos antes que la muerte lo encontrara al intentar cumplir una misión.
Sin saber que sería la última vez que se dirigía a su hermana, a las 8.14 del lunes, el militar le decía preocupado que había que arreglar el techo de la casa de sus padres, para evitar las goteras en tiempos de lluvia. “Me dijo que tenía intenciones de cambiar el piso también porque quería festejar su cumpleaños con nosotros. Su preocupación era esa”, comentó la mujer, también consternada por lo sucedido.
Debe intervenir Fiscalía, dice abogado
El abogado José Casañas Levi considera un error que la justicia militar se encargue de la investigación de la muerte del vicesargento. Sostuvo que se trata de un hecho punible común porque no falleció en ejercicio de sus funciones sino como consecuencia de una imprudencia, como se presume. La fiscala María Teresa Flecha, que había comenzado a investigar el hecho, sostuvo que no tiene competencia, ya que los presuntos responsables del homicidio culposo serían los uniformados que manejaban la grúa, que en ese momento estaban en ejercicio de sus funciones. “No es un argumento aceptable. Es una interpretación, que a mi criterio, está errada”, dijo el abogado a Monumental AM 1080.