Lo hemos oído al fiscal Jalil Rachid y su respuesta “Campesinos mataron a seis policías” es incompleta porque además murieron once campesinos y Jalil no quiso investigarlo.
Hemos buscado pruebas que nos dijeran la verdad y no las encontramos. Todas las pruebas decisivas se han perdido: La grabación del helicóptero, las grabaciones sacadas por personeros del interior, la bolsa de plástico llena de casquillos de potente calibre, las radiografías sacadas a los policías en el hospital.
Hemos escuchado a los testigos de la fiscalía. “Yo estaba cuerpo a tierra y nada vi”. “Yo levanté un momento la cabeza y una bala potente me sacó el casco que llevaba”. “Estaba lejos”.
Nada vieron, pero al responder a los abogados en el interrogatorio soltaban datos que sí sabían. “En cuanto sonaron los tiros, los campesinos huyeron para esconderse en el bosque”, dijo el copiloto del helicóptero. Las ráfagas siguieron y los campesinos ya no estaban.
Dan respuestas que se contradicen. El Dr. Irala, forense, dice que todos los policías murieron por balas de potente calibre. El Dr. Lemir por balines de escopetas de caza. No hicieron autopsia a los cadáveres, y los abogados piden ahora una necropsia para salir de dudas. ¿Por qué la fiscala se opone? ¿Teme que la verdad sea contraria a lo que ella defiende? Demasiadas interrogantes que no se responden.
El fiscal afirmó que invadieron tierras privadas. Se ha demostrado que son del Estado. Añade que con una emboscada mataron los campesinos a los seis policías. Hay fotos de 324 policías rodeando a los campesinos, más de treinta de ellos con armas de guerra.
Por todo lo escrito, y mucho más, crece el número de los que creemos que los campesinos detenidos y acusados son todos inocentes.
Por eso exigimos “Absolución, ya”.