CIUDAD DEL VATICANO
El papa Francisco cumplió ayer 80 años y, por esa razón, celebró una misa en la que pidió una vejez “tranquila y fecunda”, al tiempo que recibía los buenos deseos de miles de fieles y de autoridades de Italia y del mundo.
“Desde hace algunos días me viene a la mente una palabra que parece fea: la vejez. Asusta por lo menos (...) ‘La vejez es sed de sabiduría’, esperemos que también para mi”, afirmó durante la misa, celebrada ante 60 cardenales en la Capilla Paulina del Vaticano. El Papa explicó a los purpurados que la vejez “llega de golpe” pero al mismo tiempo apuntó que “cuando se ve como una etapa de la vida para dar alegría, sabiduría y esperanza, uno vuelve a vivir”.
“La vejez es tranquila y religiosa”, aseveró, recurriendo a ese verso del poeta alemán Friedrich Hölderlin. “Recen para que la mía sea así: tranquila, religiosa y fecunda. Y también alegre”, exhortó el Pontífice.
Posteriormente volvió a aludir a la tercera edad durante un encuentro con el movimiento católico Comunidad de Nomadelfia, cuyos miembros le recibieron cantando el cumpleaños feliz.
desayuno con mendigos. El Papa invitó a desayunar a ocho mendigos, uno de ellos de nacionalidad peruana, que acudieron al Vaticano para felicitarle por su 80 cumpleaños y con quienes el Pontífice charló y ofreció dulces argentinos. Se trató de 2 mujeres y hombres –4 italianos, un moldavo, 2 rumanos y un peruano– que acudieron por la mañana a la residencia del Pontífice, la Casa Santa Marta, para felicitarle y regalarle tres ramos de girasoles, informó la Santa Sede. Estuvieron acompañados por el limosnero papal, monseñor Konrad Krajewski, y fueron invitados personalmente por el Papa a desayunar en el comedor de la residencia vaticana. A las 7.15 local, Francisco se despidió de ellos para celebrar una misa con sesenta cardenales, no sin antes ofrecerles unos dulces típicos de su país natal, Argentina.