18 may. 2025

Programas sociales de Latinoamérica, a examen ante la pobreza enquistada

En las últimas dos décadas los países de la región asumieron la receta por la que unas treinta millones de familias pobres reciben actualmente dinero a cambio de llevar a los hijos a la escuela o al médico.

Informe.  Los nuevos datos sobre pobreza señalan que disminuye en la región, pero aumenta la desigualdad, según expertos.

Informe. Los nuevos datos sobre pobreza señalan que disminuye en la región, pero aumenta la desigualdad, según expertos.

EFE

ROMA - ITALIA

Las transferencias condicionadas de dinero en efectivo, adoptadas de forma generalizada en América Latina, han servido para reducir la pobreza, pero no parecen capaces de erradicarla del todo, por lo que los expertos ya debaten sobre el día después de los programas sociales.

En las últimas 2 décadas los países de la región han asumido la receta –entre otras tantas– por la que unos treinta millones de familias pobres reciben actualmente dinero a cambio de llevar a los hijos a la escuela o al médico. En este tiempo la pobreza en Latinoamérica disminuyó hasta el 28,1% de la población en 2013, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), aunque la desigualdad persiste e incluso aumentó, llegando a ser la tasa de pobreza en el campo 3,6 veces superior a la de las ciudades.

nueva política pública. “Los países se están empezando a preguntar: ¿y ahora qué? Ya ejecutaron los programas y vieron su impacto en la reducción de la pobreza, pero llegó un momento en que esta se estancó y hay necesidad de repensar nuevamente la política pública”, indica Tomás Rosada, economista del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

Para avanzar en esa idea, un grupo de investigadores ha presentado esta semana en Roma un libro en el que exploran las posibles sinergias entre la protección social y el fomento productivo rural en los países latinos.

Su coordinador y profesor de la Universidad colombiana de Los Andes, Jorge Maldonado, explica la escasa interacción hallada entre esos dos tipos de proyectos porque no necesariamente la población a la que van dirigidos es la misma.

“Hay mucha heterogeneidad en el interior de los grupos en las zonas rurales. Es probable que algunos grupos sí tengan sinergias y otros no, pero cuando observamos el promedio no se ve tan claramente”, añade.

A veces el impacto no se traduce en un aumento de los ingresos familiares, pero sí en una mayor participación de la mujer, más capacidad para reducir los riesgos o el inicio de otras actividades productivas que, sin ayuda, no hubiera salido adelante.

largo plazo. Además, puede que haya que esperar a observar los efectos en las próximas generaciones. “No tiene por qué ser simultáneo, sino que es una secuencia, primero con transferencias condicionadas y formación de capacidades humanas, y luego con el apoyo a los hogares en términos de productividad agrícola”, subraya Maldonado.

El experto Antonio Yúnez cree que las transferencias monetarias a los hogares no tuvieron una incidencia fuerte en la producción rural, por lo que hacen falta políticas con un enfoque más territorial y sectorial si se desea reducir la pobreza a largo plazo.

Pocas familias tienen acceso tanto a los programas de asistencia social como a los de desarrollo rural en Brasil, otro de los países pioneros en la región en los que los especialistas reclaman más coordinación política.