Itaipú, líder mundial en producción de energía limpia, por segundo año consecutivo. Yacyretá, aunque Paraguay no lo sienta en ningún sentido (porque Argentina no paga por la cesión y casi ni usamos el producto), aumenta su generación y ya se proyectan las obras complementarias.
La binacional compartida con Brasil generó, en lo que va de este año, 90.000.043 megavatios hora (MWh). Paraguay utilizó apenas el 10% de ese total, aunque a la ANDE ya le basta para abastecer al 80% del territorio. Por su parte, la hidroeléctrica paraguayo-argentina produjo 18.000.986 MWh en este 2016, de los cuales, solo el 12% alimentó nuestro país. Si se analizan los 32 años de producción acumulada de Itaipú y los 22 años de Yacyretá, Paraguay ni llega al 10% de utilización.
Los principales beneficiados en todo este tiempo fueron los países vecinos, que aprovecharon el recurso mundial más estratégico del presente y futuro: la energía limpia y renovable. Y resulta algo lógico, porque nuestra demanda de electricidad no es tanta que, a priori, solo podríamos ceder el excedente a precios irrisorios, puesto que nunca se planteó con firmeza (no hubo unidad de poderes) la venta a terceros países. Si bien en Itaipú se blindó esta posibilidad, la EBY sí lo permite.
Otros datos. Paraguay gasta en promedio USD 1.000 millones al año para importar hidrocarburos. En todo el país, el 58% de los hogares usa gas para cocinar y el 38% aún emplea leña y carbón. Entonces, ¿qué faltaría hacer? Pues, utilizar nuestra energía. No necesariamente en las industrias electrointensivas que llegan con regímenes favorables y cuyas tarifas son bajísimas.
Lo ideal sería llevar la energía a los consumidores comunes, a aquellos que puedan notar un verdadero cambio en sus vidas con el tan preciado bien del país. Y dos de esas opciones son los vehículos y la cocina. Paradójicamente (no tanto, en verdad), ambas chocan con el anacronismo en el Congreso.
En el 2012, los coches eléctricos obtuvieron una ley de incentivos que exoneraba a su importación del pago del IVA y del impuesto aduanero. Se aplicaba a todos los automóviles, usados y nuevos, sin límite de tiempo. Dos años después, Senadores trastocó la ley y fijó que solo los autos nuevos gozan de la exoneración y, como si fuera poco, únicamente por 10 años.
La modificación de la ley de incentivos para ensamblaje de bienes de alta tecnología, también se ahogó más de una vez, por obra del Ejecutivo y del Senado. Cuando se querían incorporar las exoneraciones fiscales para la producción nacional de cocinas a inducción y artefactos de refrigeración.
Con estas trabas es difícil que la energía paraguaya empiece a beneficiar a más paraguayos. Todo el planeta está ideando cómo obtener y usar energía renovable y barata. Nosotros, que podemos tomar ventajas en ese sentido, por decisiones políticas o empresariales estamos dilapidando un futuro (presente) provechoso.