28 mar. 2024

Por obsesión a aparatos electrónicos, niños y jóvenes sufren de insomnio

Experto alerta que falta de sueño en menores afecta al desarrollo físico y cognitivo, ya que genera déficit atencional, irritabilidad y ansiedad. Docente cuenta que alumnos se quedan dormidos durante la clase.

La pantalla del celular se lleva las horas del sueño. Esta es una realidad que se da sobre todo en los nativos digitales, niños y jóvenes, quienes sienten la necesidad de estar pendientes del mundo virtual, sin importar pasar las altas horas de la noche en vigilia.

“Los problemas de sueño en los menores, a diferencia del adulto, tienen un gran impacto, influyen negativamente en el desarrollo, afectando el comportamiento, el rendimiento cognitivo, como la atención y concentración. También el rendimiento físico y crecimiento. Además afecta la dinámica familiar y la calidad de vida”, afirma el doctor Luis Taboada, médico siquiatra y especialista del sueño.

“El insomnio o la privación de sueño, influenciado por dispositivos electrónicos, en etapas tempranas, afecta al desarrollo, generando cambios conductuales que van desde irritabilidad hasta conductas hostiles, violentas, adictivas o generando un desorden siquiátrico, como la ansiedad, depresión, adicción, déficit atencional. Aumentan los niveles de alerta, estrés y ansiedad. Todo esto vuelve a repercutir en el sueño, puesto que no hay relajación”, señaló al resaltar que en consultorio atiende casos de niños y adolescentes con estos problemas.

Responsabilidades. El especialista señala que son varios los casos de pacientes niños, adolescentes y jóvenes que por permanecer activos en las redes sociales o los juegos electrónicos en horario nocturno y de madrugada inician el sueño en la segunda mitad de la noche; en consecuencia, dejan de cumplir con sus actividades escolares por no poder despertar en la mañana.

“Extienden el sueño hasta la siesta, perdiendo incluso el almuerzo en familia. El sueño diurno no compensa lo que se perdió en la noche. Es típico ver que cuando se mantiene esta conducta por años, se presenta el mismo problema para cumplir con la facultad y lo laboral, a mayor edad”, destacó Taboada.

Luz y sonido. Taboada indicó que de acuerdo con algunos estudios, se ha demostrado la supresión de la producción de melatonina, neurohormona del sueño, por parte de la luz emitida por los dispositivos, además del efecto del sonido.

Genera un doble gasto para el cerebro, por permanecer despierto y responder a la estimulación del contenido de dichos dispositivos, comentó. Existe un vínculo directo entre el uso de los aparatos a la hora de dormir y la falta de sueño con somnolencia diurna excesiva.

“Nuestro cerebro no lo apagamos como a la televisión o la luz del dormitorio. Debemos prepararlo y a partir de un horario evitar toda estimulación por parte de estos”.

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