Varios adultos con sus hijos pequeños se animaron a dar un chapuzón en el turbio lago Ypacaraí, en la playa de Areguá. La idea era refrescarse un poco y pasar un momento divertido, sin importar los miles de residuos y malezas que formaban parte del panorama.
El establecimiento municipal fue el sitio escogido por cientos de familias ayer por la Navidad. Quienes no tuvieron el coraje de meterse en el agua se limitaron a observar con pena el paisaje. Otros tuvieron la valentía de a ir hasta la costa, llena de lodo, para abordar un bote y dar un pequeño paseo.
“Es lamentable que el lago esté en estas condiciones; por lo menos deberían limpiar la costa que está llena de basuras y yuyales. Con todo el dinero que cobran por la entrada y más lo que recaudan del comercio que se genera, ya habrá dinero para mantener por lo menos el predio en condiciones”, opinó Lilian Delgado, quien llegó desde la ciudad de Luque buscando pasar un momento distendido por la zona.
En el sitio no se observa ninguna señalización como cartel o bandera que pueda indicar si el agua es apta o no para el uso recreativo.
En el lago frecuentemente afloran las algas verdes. Según la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), esto se atribuye a la elevada temperatura del ambiente y la cantidad de sedimentos que posee. Estas condiciones generan un ambiente propicio para la aparición de floraciones de algas, entre ellas de cianobacterias.
Opciones. A pesar de las condiciones del lugar, en el predio de la playa de Areguá se encuentran varios atractivos para minimizar el desalentador estado del agua. Entre ellos se destacan los juegos como globo loco y paseo en autitos a control y toro mecánico. También el paseo a caballo y una pequeña pileta que ayer estuvo repleta. El costo para ingresar en la piscina es G. 10.000.
San Bernardino. Una gran multitud fue hasta la Villa Veraniega. Si bien el agua también presentaba un color marrón oscuro, según los veraneantes era más propicia para el baño, comparando con la de Areguá.
Un hecho que resalta en el lugar son las latas de cerveza que sin pudor los turistas arrojan en las orillas o en el propio lago. Varios pobladores de San Ber lamentaron, a través de las redes sociales, que mientras los habitantes realizan campañas de limpieza, los visitantes dejan como recuerdo los desechos que generan durante la estadía.