El hombre implicado es oriundo de Tucson, Arizona, en los Estados Unidos. Él pensó que estaba adoptando a un pequeño cachorro, pero a los pocos meses se dio cuenta de que se trataba en realidad de un lobo-perro, publica el portal de 24 Horas de Chile.
Estos animales son un híbrido resultado del apareamiento entre un lobo y un perro, y el joven comenzó a notar que había algo raro en su nueva mascota cuando su comportamiento no era similar al de los perros del vecindario.
Neo, como llamó a su mascota, solía estar nervioso y quería estar junto a su dueño todo el tiempo. Tenía poderosos dientes con los que rompía las rejas del hogar para escaparse a jugar con otros animales, y no se acercaba a las personas aunque le ofrecieran comida.
Luego de varias sospechas, sus dueños decidieron llevarlo al “The Humane Society of Southern Arizona” para ver qué sucedía. Fue ahí cuando supieron que Neo no era realmente un perro.
Allí les contaron que tenían un lobo-perro en su casa y comenzaron a preocuparse, no solo por el hecho de que fuera de esa especie, sino porque en Arizona es ilegal tener de mascota a un lobo.
Finalmente, decidieron que Neo debía vivir en un entorno más cómodo y lo entregaron a la fundación de lobos “Wolf Connection”. Desde las redes sociales de la entidad, muestran cómo el animal luce actualmente.