Fue una vergüenza que alcanzó repercusión internacional. Todos los medios publicaron la noticia, y el hecho terminó con el titular del Indi de patitas en la calle.
Pero después del suceso todo va a seguir igual.
Ellos vienen cada tanto a reclamar solución a sus problemas de tierra, a intentar mostrarnos la miseria a la que les condenamos. Y la patada que sale en el video solo es significativa porque quedó registrada. Las patadas que vienen recibiendo desde hace 500 años no se ven en ningún video, pero existen, y les llevaron a estar donde están: en la vereda de tu casa, en vez de estar en el bosque con su familia.
Los indígenas sufren desde más cerca la degradación del ambiente, así como el crimen de la deforestación de los bosques del Paraguay.
En estos días en que los líderes del mundo civilizado (¡?) se reúnen en París para divagar todos juntos en la Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático, viene bien recordar los escandalosos datos locales.
Paraguay es el país de la región que menos gases de efecto invernadero emite, según informes de la Secretaría del Ambiente.
Pero, al mismo tiempo, mantiene un ritmo acelerado de destrucción de sus bosques. Y los árboles, como se sabe, son fundamentales para la absorción de gases de carbono y la mitigación de los efectos del cambio climático.
Paraguay está ubicado en el puesto número seis en el ránking de países que deforestan. En Paraguay se destruyen unas 325.000 hectáreas anuales de bosques, según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Y por eso, Paraguay conserva apenas 18 millones de hectáreas de superficie boscosa. De esas, unas 6 millones son áreas naturales protegidas, mientras que las 12 millones restantes pertenecen a propietarios privados, en su mayoría productores agrícolas y ganaderos.
O sea, donde hoy vemos esos infinitos campos de soja, antes había bosques.
Pero eso no es todo. Todavía nos falta mencionar los tóxicos con los que fumigan los sojales.
¿Te suena esa foto de una casita indígena en medio de un campo de soja? Bueno. Ahí está. Primero echan los bosques, después extienden los campos de soja y echan a los indígenas, quienes acaban en la vereda del Indi.
Y termino este lamento con un tuit genial de Kike Gamarra que el otro día se preguntaba si el “presidente del país que se destruye con el glifosato de los sojeros va a París para… entregarse durante la Cumbre Climática?”.
Es una pena, pero ni Cartes ni los demás irresponsables se van a entregar ni asumirán culpas. Seguro que van a firmar un documento y después van a brindar.