29 mar. 2024

Pasajeros a Marte

Ya no es un mito, es un proceso en marcha. La humanidad en poco tiempo colonizará el planeta Marte. Hace años que la NASA destina recursos para explorar su superficie, y el sector privado hace lo propio. Un paraguayo, divulgador de la astronomía, nos revela los detalles de este plan.

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Por Daisy Cardozo Román

Hace más de medio siglo, en la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) se hacían planes para que los astronautas pudieran llegar al satélite natural de la Tierra, la luna. Hoy, la misma agencia del Gobierno norteamericano está trabajando en un proyecto más ambicioso: la colonización del cuarto planeta del sistema solar: Marte.

Desde 1961 se realizaron varios intentos de llegar a la luna. Los esfuerzos pudieron hacerse realidad ocho años más tarde, cuando la misión Apolo 11 logró el alunizaje, algo que constituyó un hito para la astronomía y para la historia de la humanidad. Aquel logro da pie a pensar que no es descabellada la idea de poblar con terrícolas el planeta Marte, en un futuro no lejano.
Hay motivos reales para intentar concretar ese objetivo. “Tenemos que poder migrar al espacio en algún momento, porque nuestro planeta puede estar expuesto a algún tipo de catástrofe global, como la que terminó con los dinosaurios. Tampoco hay que olvidar que dentro de millones de años, nuestro sol se volverá inestable y se expandirá. Antes de que ocurra todo esto, ya tenemos que dominar la tecnología del viaje espacial”, explica Félix Piriyú, aficionado a la astronomía y divulgador —desde hace casi 20 años— de temas relacionados con esta área.
Es más, el científico considera que la colonización de Marte ya no es una idea vaga y lejana, sino un proceso que está en marcha. “Más temprano que tarde, miembros de nuestra especie estarán viviendo en el planeta rojo”, asevera.
Pero para llegar a eso, aclara, es necesario desarrollar nuevas tecnologías en cuanto a propulsión y también protección de la tripulación de naves espaciales contra las partículas cargadas que existen en el espacio. Además, se necesitará avanzar en algunas áreas de la medicina y el cultivo de plantas. Todo esto requerirá una enorme inversión de recursos.
Realidad, no ficción

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Aunque colonizar Marte aún llevará un buen tiempo, lo cierto es que la intención es seria, puesto que desde el 2004 la NASA destina recursos a la exploración de ese planeta. “Esto nos indica que hay un firme propósito de llegar hasta nuestro planeta vecino. Si bien es cierto que se ve mucha ficción en películas o libros, la exploración marciana es un hecho que se inició ya a finales del siglo XVIII, primero con observación mediante telescopios, luego con orbitadores y landers, y actualmente con rovers”, detalla.

Piriyú comenta que existen proyectos concretos para ir al planeta rojo. “La NASA tiene astromóviles conocidos como rovers, que recorren la superficie marciana analizándola y estudiándola. También cuenta con orbitadores que cartografían el planeta y hacen otras mediciones. Su propósito es llegar allí, siempre y cuando el Congreso de esa nación no recorte los presupuestos requeridos para el viaje”, aclara.
Pero no solo el Gobierno norteamericano está trabajando en pos del amartizaje (posarse sobre la superficie de Marte). También el sector privado se está moviendo en torno a ese objetivo. SpaceX, una compañía privada de transporte aeroespacial fundada en 2002 en Estados Unidos, proyecta enviar gente en una enorme nave espacial. “Ellos tienen mucha experiencia con cohetes reutilizables y, en el aterrizaje vertical de sus propulsores, usarán nuevas tecnologías para llegar hasta ese planeta”, indica el astrónomo.
¿Migración o expansión?
Poder habitar el planeta rojo implicaría para los humanos un proceso de adaptación para poder sobrevivir en las condiciones allí existentes. “Cuando lleguemos, lo más seguro es que vivamos en cuevas, en túneles de lava, para así protegernos de las radiaciones del sol. Ese planeta no posee un campo magnético como lo tiene el nuestro. Al carecer de esta protección, la superficie marciana se esteriliza con el sol, pero la forma de vida que conocemos no puede sobrevivir en ese ambiente”, explica Félix.
Él cree que con el tiempo, si todo sale bien, Marte se podrá terraformar, para que sea un mundo más parecido al nuestro.
Los proyectos más optimistas anuncian viajes para 2020, pero Félix estima que el primer amartizaje lo veríamos después de 2035, aunque en el fondo expresa: “Ojalá sea antes”.
Los seres humanos somos exploradores por naturaleza. Por lo tanto, en opinión de Piriyú, es natural querer viajar al espacio, buscar otros horizontes, otras oportunidades de desarrollo. Él considera que “frente al inmenso universo hay una variedad de astros, con asteroides, lunas heladas y un conjunto de cuerpos celestes más allá de Plutón, que quedan por descubrir y —quien sabe si algún día— también colonizar”.

Fotos: NASA/SpaceX / Fernando Franceschelli.

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Cómo es el planeta rojo
Según las exploraciones que ha realizado la NASA, el suelo de Marte está compuesto por paisajes de cráteres, conjuntos de dunas y barrancos erosionados y empinados. Desde sondas espaciales también se registraron tormentas de polvo global y regional, que se producen de acuerdo a la estación en la que se encuentre el planeta. Incluso se determinó que en zonas cercanas al monte Sharp había ambientes donde, tanto el agua como el viento, han dejado sus huellas.

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Marcianos terrícolas

En noviembre de 2012, el inventor y empresario sudafricano Elon Musk, fundador de SpaceX, anunció en una conferencia de la Real Sociedad Aeronáutica en Londres su intención de establecer la primera ciudad humana en Marte. Su idea es construir una nave en la que se enviará a grupos pioneros de no más de 10 personas, que serían las encargadas de construir la infraestructura en la cual desarrollar la futura ciudad, además de realizar otras labores como fertilización y conversión de elementos.
Sus planes incluyen el lanzamiento de vuelos a Marte, ya en 2023. El objetivo es crear colonias de hasta 80.000 personas en Marte, y tener vuelos regulares que costarían alrededor de USD 500.000.
Podés conocer más sobre este proyecto buscando en internet información sobre SpaceX.

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Ciudadano del universo
Félix Piriyú es analista de sistemas y se dedica a la astronomía como aficionado, ya que en Paraguay ninguna universidad ofrece formación profesional en esta área. “Somos el único país de América del Sur que no tiene esta carrera”, lamenta.

En 2003, ingresó al Club de Astrofísica del Paraguay, presidido por el Prof. Ing. Miguel Volpe, reconocido astrónomo. Posteriormente fundó, junto con otros colegas, el Centro de Difusión e Investigación Astronómica (Cedia) y el Foro Paraguayo de Astronomía (AstroPy). También es columnista de astronomía en la revista Ciencias del Sur.
En 2013 fabricó su propio telescopio newtoniano, de 20 cm de apertura y 1.200 mm de distancia focal. “Todo astrónomo aficionado quiere tener un telescopio. Es un proceso gradual, uno primero observa el cielo a simple vista, luego con la ayuda de binoculares, y finalmente uno quiere ver más y mejor, así que necesita un telescopio. Como son muy costosos aquellos que son buenos y de apertura razonable, entonces decidí construirlo”, cuenta.
Piriyú considera que la astronomía debería impartirse en las escuelas, para incentivar a los niños a conocer lo que se ve más allá de nuestro cielo. “Ellos de por sí son curiosos y la astronomía es una fuente inagotable de investigación y conocimiento. Sin dudas, sería una buena herramienta para impulsar el interés hacia la ciencia”, opina.

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¿Hay vida en Marte?

En 2004 aterrizó con éxito, en Marte, el primer rover llamado Opportunity. Tres semanas después se sumó a la misión su gemelo Spirit, y en 2012 fue enviado el Curiosity.
Según las investigaciones que lleva realizando la NASA en todo este tiempo, no se han encontrado evidencias convincentes de la existencia de vida en el planeta Marte. Sin embargo, desde que el Curiosity aterrizó en el cráter Gale, en 2012, el principal objetivo de la misión es determinar si esa zona alguna vez ofreció un entorno favorable para los microbios, lo que significaría que podría ser un ambiente propicio para los seres humanos.
Para 2020 está previsto el envío de un nuevo rover que realice evaluaciones geológicas y busque, además, signos de vida antigua en Marte.