14 sept. 2025

“Paridad y alternancia se pueden aplicar a cualquier sistema electoral”

Ocho países en las Américas ya cuentan con ley de paridad democrática. Paraguay está a un paso de lograrlo con una propuesta que ya recibió media sanción de la Cámara de Senadores y que según la experta es “un nuevo pacto social”.

Experta.   Marcella Zub Centeno realizó investigaciones sobre la participación de las mujeres.

Experta. Marcella Zub Centeno realizó investigaciones sobre la participación de las mujeres.

Susana Oviedo

soviedo@uhora.com.py

La abogada Marcella Zub Centeno, especialista en derechos humanos de las mujeres, consultora de ONU Mujeres e integrante de la Red de Mujeres del Sur y del Grupo Impulsor de la Paridad Democrática, responde en esta segunda parte de la entrevista sobre el proyecto de ley de paridad democrática los cuestionamientos que plantearon algunos senadores durante el tratamiento de la propuesta en la sesión del 8 de marzo último en Cámara Alta, donde finalmente obtuvo la media sanción. La expectativa está puesta ahora en Diputados, que deberá expedirse.

–Durante la sesión del 8 de marzo, el senador Silva Facetti dijo que el proyecto de ley tiene premisas erróneas y que la disparidad es una circunstancia que no afecta al carácter representativo de las cámaras. ¿Puede contraargumentar estos puntos?

–Respondo con otras preguntas: por qué existe la representación regional; es decir, por qué hay diputados por departamentos, por qué existe la representación partidaria, el pluralismo ideológico en las cámaras. Existe allí un falso “universalismo” en la medida de que son los hombres el parámetro de lo humano y lo neutral, capaz de representar a toda la sociedad. Nadie se alarma porque en el Congreso más del 80% sean hombres, pero sí cuando las mujeres exigimos el 50% de las bancas. Nosotras no decimos que las mujeres vamos a representar únicamente a las mujeres, sino que tenemos también la vocación de representar intereses masculinos, femeninos y de toda la sociedad por igual.

El proceso de democratización en América Latina, y en especial en nuestro país, implica ampliar la ciudadanía política a otros actores, de construir barreras y buscar una sociedad más abierta, integrada, plural. La democracia no puede construirse sobre una base desigual, por eso es fundamental la participación de las mujeres, mitad de la población que ha sido excluida de la toma de decisiones.

–El senador Eduardo Petta dijo que la ley es inaplicable, que podría vulnerar la voluntad popular para las elecciones generales, en unas internas en las que puede salir primero un hombre, pero por la ley de paridad debe ser desplazado por una mujer, por lo que iría en contra del sistema D’Hondt utilizado actualmente. ¿Puede ocurrir esto?

–El sistema electoral está compuesto por subsistemas: el sistema de presentación de candidaturas, el sistema de votación y el sistema de adjudicación de escaños, entre otros. La ley de paridad se aplica en el sistema de presentación de candidaturas para las internas partidarias, conforme las modificaciones hechas en Senadores, el 8 de marzo último. Es decir, ahora, en las internas de los partidos, movimientos, concertaciones, etc., las listas que compiten deben estar compuestas de manera paritaria y alternada por mujeres y hombres. Ni el proyecto original, ni como salió de la Cámara Alta violan el sistema de proporcionalidad (fórmula D’Hont). La ley no alterará el sistema de votación ni adjudicación de escaños, ya que votamos a listas cerradas y bloqueadas. Las listas continúan teniendo las bancas que ganaron mediante la legitimación que les da la interna partidaria. La paridad y alternancia pueden ser aplicadas en cualquier sistema electoral. Por ejemplo, Ecuador, Honduras y Panamá tienen paridad, pero sus listas son abiertas o desbloqueadas.

–¿Cuáles son los países latinoamericanos que ya han adoptado una ley de paridad y qué ha demostrado su aplicación en la práctica?

–Actualmente hay ocho países con leyes de paridad: México, Honduras, Nicaragua, Panamá, Costa Rica, Ecuador, Bolivia y el año pasado Argentina. Bolivia tiene hoy 53,1% de mujeres en la Cámara de Diputados y 47,2% en la Cámara de Senadores. Es el segundo país con mayor representación de mujeres en el mundo. Esto ha influido en la aprobación de leyes y políticas vinculadas a mejorar las condiciones de vida de las mujeres. Ha habido una disminución de la pobreza, una redistribución de la tierra donde el 46% se encuentra ahora titulada a favor de mujeres; y programas sociales que apuntan al empoderamiento económico, entre otros.

–¿Cómo ha sido la participación femenina en los ámbitos de decisión política en esta etapa democrática del Paraguay en cuanto a la proporcionalidad con relación a los hombres?

–Desde 1989 hasta las elecciones generales del 2013 hemos tenido un aumento pequeño pero sostenido de mujeres en el Congreso (de un 4,6 a un 16,8%). En las juntas departamentales solo el 16,6% son mujeres, es decir, 38 mujeres en todo el país, frente a 190 hombres concejales. De 17 departamentos solo hay una gobernadora (Alto Paraguay) y 11 de los 17 departamentos no tienen mujeres como representantes en la Cámara de Diputados.

A nivel municipal la situación no es diferente, hay apenas un 10% de mujeres intendentas en todo el país y 20,9% de mujeres en juntas municipales, porcentaje que se ha estancado desde las elecciones de 2006. Sin embargo, hay que señalar que hasta las elecciones del 2013 teníamos un alto porcentaje de mujeres candidatas, el problema es que están ubicadas en lugares con pocas o nulas posibilidades de resultar electas.

–¿Hay alguna experiencia de paridad democrática en organizaciones intermedias, partidos políticos y gobiernos locales?

–Para hacer el proyecto investigamos experiencias de otros países. Costa Rica, por ejemplo, tiene una ley especial que dispone el porcentaje mínimo de mujeres que deben integrar las directivas de asociaciones y sindicatos. A nivel nacional, siete partidos políticos tienen paridad y el distrito de José Leandro Oviedo, en Itapúa, tiene una ordenanza de paridad en comisiones vecinales desde 2013. En Pilar y Encarnación fueron aprobadas ordenanzas similares, lo que implica, por supuesto, trabajar desde las bases organizativas. Muchas veces son las mujeres las que más trabajaban, pero no están en los cargos de dirección, esto también conlleva un ejercicio del poder por parte de las mujeres. Por otro lado, también implica que los hombres se involucren en áreas típicamente femeninas. Me decía alguien el otro día: “En la Junta de Saneamiento somos todas mujeres, ¿vamos a tener que incorporar hombres?”, por supuesto. Es fundamental que los hombres se involucren y trabajen por su comunidad así como lo hacen las mujeres.

–¿Qué impacto tendrá en la sociedad la puesta en vigor de una ley así?

–El impacto de la participación de las mujeres en espacios de decisión es clave para poder visibilizar los temas que afectan a las mujeres y que han estado relegados del debate público: la violencia, las tareas de cuidado, la discriminación laboral, entre otros. La paridad no es el aumento de la cuota, es un nuevo pacto social, donde mujeres y hombres trabajen juntos, a la par, por una sociedad más equitativa.