“Yo creo que será importante para Brasil que Lula sea candidato”, dijo Rousseff sobre su mentor político en rueda de prensa en Sevilla, donde intervendrá hoy en un seminario contra el capitalismo neoliberal. “Creo que él ganaría la elección por todo lo que hizo durante sus mandatos”, estimó Rousseff, cuando en medio de un boom económico logró grandes avances sociales en reducción de pobreza y expansión de la educación.
Figura emblemática de la izquierda latinoamericana y líder histórico del Partido de los Trabajadores, Lula está dispuesto a competir en 2018, aunque su regreso político se complica por acusaciones de corrupción y lavado de dinero. El ex obrero metalúrgico está procesado en varias causas de corrupción en el marco de la Operación Lava Jato, que investiga la red de sobornos y desvíos de dinero en torno a Petrobras. Lula, a quien las encuestas muestran liderando la contienda de 2018 en una primera vuelta, defendió su inocencia, al asegurar que las élites buscan bloquear su nueva candidatura. “El primer golpe de Estado fue mi impeachment”, dijo Dilma, destituida tras un juicio político en agosto, acusada de manipular cuentas públicas. “El segundo golpe es impedir que Lula sea candidato en 2018”, afirmó. efe