01 may. 2025

Obispo considera que Cartes debe renunciar para hacer proselitismo

Monseñor Lucio Alfert, obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, criticó al presidente Horacio Cartes por autorizar la deforestación y dejar a un lado sus funciones para hacer campaña política.

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Homilía. Monseñor Alfert presidió la misa ante la presencia de más de 2.000 indígenas de diferentes pueblos nativos.

Con una fuerte crítica al presidente Horacio Cartes por el “escándalo y pecado” de la deforestación que autorizó, el “atropello a la democracia” y el incumplimiento de sus funciones al hacer proselitismo, monseñor Lucio Alfert, obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, presidió la homilía en el sexto día del novenario en honor a la Virgen de Caacupé.
En conferencia de prensa, dijo que Horacio Cartes se olvida de que es presidente de un país y no de un partido político, que debe renunciar para hacer proselitismo. Esto en alusión a la campaña de la interna colorada y el papel que juega este para posicionar a su candidato Santiago Peña.
Durante la homilía en la que participaron más de 2.000 indígenas, se refirió a la deforestación de 1.000 hectáreas por día como un escándalo y pecado que tiene la autorización del presidente.
Habló de la necesidad de una conversión social hacia una reforma agraria, teniendo en cuenta que el 2% de la población tiene el 80% de las tierras. Criticó que se hable con orgullo de estar en cuarto lugar de la producción de soja en el mundo, a cambio de envenenar nuestra tierra y destruir la agricultura familiar, produciendo la migración forzada. “Es urgente la conversión total del modelo de producción y proyecto país”, refirió.
Reflexionó sobre el atropello a la democracia y al pueblo a partir del modo en que se llevan adelante elecciones, por medio de la plata y presiones políticas en las instituciones estatales. “Esto exige una conversión radical con participación real y libre del pueblo”.
Para Alfert, cuando el Poder Judicial y los estamentos de la Justicia comiencen a no torcer más las leyes a favor de los ricos y poderosos y atiendan con justicia a los pobres y desamparados se iniciará recién un proceso de cambio que se concretará cuando las autoridades encargadas de la seguridad de la población, dejen de estar ellos mismos involucrados en diversos delitos.
Perdón. El obispo del Pilcomayo manifestó que como Iglesia, como pueblo, con sus autoridades e instituciones, tenemos que pedir perdón a todos los indígenas, campesinos y obreros. A los marginados, pisados en su dignidad, explotados y violados, mujeres y hombres.
Igualmente, los jóvenes a quienes se les ha negado oportunidades en la vida, se les ha vegetado en la pobreza teniendo un país tan rico. “Perdón, mi pueblo. Perdón, Señor, ante estas realidades de nuestro país, no solo basta pedir perdón, sino que hay que ingresar en procesos de conversión personal y social, e instaurar un diálogo serio entre todos sobre el futuro de nuestro pueblo, de los jóvenes”, destacó.

¿Habrá candidatos profundamente convertidos, que aman al pueblo y se sacrifican por él?
A los problemas sociales solo se responde a base de marchas y de protestas. En medio, los jóvenes.
Es hora de dialogar y organizarse, crear estructuras reales de deliberación y participación.