11 jun. 2025

Niños recaen en adicción ante falta de contención y su entorno de abandono

Solo una “comunidad terapéutica” podrá evitar la reincidencia en el consumo de drogas. Para expertos, urge la implementación de un programa de post-internación, principalmente para niñez y adolescencia.

Abandono.  Desde hace un tiempo se ve en el microcentro a, en su mayoría, niños y adolescentes indígenas  en consumo.

Abandono. Desde hace un tiempo se ve en el microcentro a, en su mayoría, niños y adolescentes indígenas en consumo.

La desintoxicación dura solo un mes y es solo una parte del tratamiento para liberar a alguien del yugo de la adicción.

“Los chicos salen con planes a corto, mediano y largo plazos. Tienen ganas de estudiar y trabajar para ayudar a sus madres”, relata la doctora Carmen Sánchez, directora de la Unidad de Desintoxicación Programada del Departamento Infanto-Juvenil del Centro Nacional de Control de Adicciones (CNCA).

Pero, no pasa mucho tiempo para que se sientan frustrados ante la imposibilidad de salir adelante frente a un entorno viciado y marginal, donde caen sin demora en el consumo de drogas. El único camino, y el más efectivo, para huir de su penosa realidad.

Hace cuatro años, la doctora Sánchez presentó un proyecto de post-internación al que nombra como Comunidad Terapéutica (CT). Se trata de un programa que apunta a prolongar por dos años la estancia de niños y jóvenes con adicción en un ambiente donde reciban escolaridad y la instrucción de algún oficio.

Pero, hasta hoy no hay retorno favorable desde el Ministerio de Salud Pública.

“La adicción es una enfermedad crónica muy recidivante que afecta tanto el sistema siquiátrico y sicológico como la parte física y social. La internación para la desintoxicación es una parte porque después está el proceso de rehabilitación y de reinserción en la sociedad, en el área educacional, en el área de trabajo”, explica y se explaya: “El niño tiene que seguir estando contenido por su entorno familiar y social. Por eso –contrapone–, cuando vuelve a una familia desmembrada, poco comprometida con el tratamiento, en una comunidad contaminada por las drogas, por supuesto que hay mucha posibilidad de recaída. No es lo mismo estar encerrado en un dispositivo de salud, donde no están en contacto con sustancias ni personas que pueden ofrecer esas drogas; es más fácil”.

seguimiento. Después de la internación y la desintoxicación –continúa– entra a operar la figura de la comunidad terapéutica, mediante un tratamiento que tiene que durar como mínimo dos años.

“Se debe trabajar en la escolaridad y en la enseñanza de algún oficio con el SNPP (Servicio Nacional de Promoción Profesional), de manera a que al salir tengan las herramientas para trabajar y desviar la atención del consumo teniendo un trabajo y la posibilidad de estar mejor”, completa.

Este proyecto data del 2014 y la propia Sánchez le entregó en manos al Dr. Manuel Fresco, director del CNCA. “Pero aún no pudo ser posible porque estamos luchando por la apertura de la UDP III, para el grupo etario de 16 y 17 años, que tendrá una cobertura para 15 pacientes”, cuenta, y revela que “es una obra para desintoxicación que está parada”.

En lo personal, la especialista ve con cierto pesimismo la posibilidad de que se instale la CT, en virtud a la “poca respuesta del Ministerio”.

La promesa que recibió del director del centro asistencial es que una vez que se tenga la mencionada instalación dentro del CNCA, se elevará nuevamente la propuesta al Ministerio de Salud Pública para la rehabilitación plena de niños con adicción.

Mientras, están pensando en una alternativa de que a través de la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA) y la Agencia Coreana de Cooperación Koica la creación de la comunidad terapéutica. El proyecto que presentó –dice– prevé rehabilitar a por lo menos 40 niños en el periodo de tiempo señalado.

“Tal vez si se proyecta con más instituciones sea más viable. La SNNA tiene un predio en San Lorenzo donde podría instalarse la CT. El terreno lo pondría la Secretaría, la construcción estaría a cargo de Koica y la parte operacional, el Ministerio de Salud”, imagina la especialista no sin dejar de exteriorizar sus expectativas:

“Es un sueño para mí lograr sacar de las calles a 40 niños, escolarizarlos y enseñarles un oficio”, concluye.

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Lo decomisado a narcos puede financiar proyectos
La Lic. Graciela Barreto, de la Unidad de Reducción de la Demanda de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), coincide en que es preciso establecer periodos más largos de tratamiento de casos de adicción, principalmente en niños y adolescentes.
Y analiza que la falta de recursos no puede ser una excusa, una vez que se reglamente la Ley que crea la Secretaría Nacional de Administración Nacional de Bienes Incautados y Comisados (Senabico).
Esta normativa –instruye– permitirá contar con fondos necesarios para implementar los programas de posinternación. La ley antinarco, como también se la conoce, contempla que un 50% de lo decomisado –por ejemplo a organizaciones dedicadas al lavado de dinero– se destinará a instituciones vinculadas a la rehabilitación de personas con problemas de adicción.
“Cuando se reglamente vamos a tener fondos para generar estos tratamientos de más larga estancia, residencial, que estén enfocados en la educación de estos chicos, a sus niveles culturales; que tengamos los fondos para poder seguir brindando un tratamiento integral y proporcionando también algunas oportunidades hasta que sean mayores de edad”, señala sobre la importancia de la instrucción de oficios.
Nuevo enfoque. Barreto considera, además, que el componente de los pueblos originarios precisa de un abordaje distinto para hacer un tratamiento efectivo. “La misma etnia puede hacer tratamiento en su comunidad para aquellos que tengan la enfermedad puedan estar contenidos, utilizando el servicio de salud”, plantea.
A su criterio, la ausencia de este tipo de programas “nos interpela profesionalmente hablando”, porque hay que dar respuestas culturales y todavía no se ha tenido como un programa posinternación.
“Necesitamos también de una red de contención que trabaje, por ejemplo, en las comunidades para el tratamiento ambulatorio”, apunta.