24 abr. 2024

Música que incluye

En el hogar Don Bosco Róga, una de las herramientas para reinsertar en la sociedad a jóvenes desfavorecidos es la música. Conozca cómo estos chicos se forman para enfrentar a la vida mientras aprenden a ejecutar instrumentos.

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Fotos: Fernando Franceschelli

Una y otra vez el director pide repetir los acordes. Es que a algunos no les sale el compás que buscan. Sus dirigidos son los niños y las niñas de la Orquesta Infanto Juvenil Don Bosco Róga, una experiencia en la que jóvenes de la residencia salesiana y de extramuros aprenden la disciplina de tocar en una sinfónica. Para llegar a ella hicieron un camino en el que no desafinar no es tan importante como ser parte del proceso.
“La idea es reinsertar a los chicos de la residencia en la sociedad, a través de uno de nuestros pilares, que es la música. Creemos que es un instrumento necesario (valga el juego de palabras) para que estos chicos vayan adentrándose de nuevo en el diálogo social”, afirma el padre Arnaldo Andrés Benítez, encargado del centro juvenil y de la orquesta infanto juvenil.
Don Bosco Róga es un lugar de acogida y un centro educativo para niños y adolescentes, en donde el objetivo es prepararlos para la inclusión social a través de varias actividades culturales y deportivas, entre ellas la música. En la residencia viven entre 37 y 40 jóvenes y todos practican la ejecución de algún instrumento; varios de ellos integran la orquesta, pero también vienen chicos y chicas de afuera.
“Ahora tenemos 160 alumnos, contando internos y externos. Son oriundos de Asunción y de Gran Asunción, específicamente de Ñemby, Lambaré, Villa Elisa, Luque y Capiatá; y la enseñanza es totalmente gratis. Tenemos 24 profesores contratados, pagados, con IPS y un director de orquesta”, explica el padre Benítez.
Todos tocan
Los estudiantes aprenden a ejecutar el instrumento de su elección en un primer nivel, que es el de la enseñanza sinfónica, y posteriormente ya pueden integrar la orquesta, aunque no todos forman parte de ella, porque el número de los que la conforman oscila entre 45 y 50 miembros. Solo los que demuestran que están más avanzados en el aprendizaje y pueden tocar en un concierto pasan a integrar el grupo orquestal.
¿Cómo interesan en la música a los chicos del hogar? “Empezamos con lo que llamamos conciertos didácticos y, además, los motivamos constantemente. Los profesores presentan sus instrumentos a comienzos y a mitad de año. En febrero hacen el concierto didáctico y ahí los chicos captan qué instrumento les atrae y optan por él. A mediados de año hacemos lo mismo”, añade el sacerdote.
Los jóvenes del hogar se van incorporando de a poco ya que, como todo chico, algunas veces dejan la práctica para después retomarla. Pero el padre Benítez señala que felizmente casi todos los residentes optaron por ingresar a la enseñanza sinfónica. Pueden hacerlo apenas acceden a la residencia, mientras que los de afuera están habilitados para hacerlo desde los siete años, dependiendo de los instrumentos.
“Lo primero que hacemos es que los chicos puedan ver, captar que a través de la música están salvando sus vidas. En el hogar trabajamos con jóvenes de 12 a 20 años, muchos chicos que no tuvieron papá o mamá y no han podido compartir, acá encuentran una familia y van haciendo su camino con gente de afuera”, añade.
La música no es la única manera en la que los residentes de Don Bosco Róga canalizan sus energías. Ese escape es compartido con el fútbol, el básquetbol y otras actividades. “Es para que se encuentren con ellos mismos, encuentren los valores, compartan con el otro. Porque acá no solo se viene a tocar instrumentos, sino también a compartir, jugar, cantar, interactuar con el otro. Entran en un espacio para la interrelación”, sostiene Benítez.

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Oportunidad para muchos
La mejor manera que tienen los chicos del hogar para relacionarse con otros jóvenes, mujeres y varones, es integrándolos en un espacio común, en el cual el aprendizaje de la ejecución de un instrumento es el elemento vinculante. Además, los que vienen de afuera no suelen pertenecer a familias con ingresos suficientes como para pagar un conservatorio; y en Don Bosco Róga tienen la chance de aprender a tocar violín, violonchelo, trompeta o piano, porque la enseñanza es gratuita.
La orquesta ya cumplió 11 años de vida, y en este lapso ha tenido sus altibajos. Según el padre Benítez, tuvo su apogeo hace seis o siete años “y después se apagó un poco”. En 2014 retomaron la tarea con nuevos bríos, con la contratación de nuevos profesores. Y hace algunas semanas festejaron el primer año del lanzamiento de un cedé, el tercero de la orquesta.
El 100% de los profesores son jóvenes, quienes fueron seleccionados por su creatividad y por estar siempre a la vanguardia. “Creo que por eso hemos crecido”, refiere Benítez y añade que la orquesta es popular y sinfónica y que el ensamble se realiza en los conciertos.
Otro núcleo de la orquesta se encuentra en el lugar conocido como San Luis, cerca del colegio Monseñor Lasagna, donde los jóvenes aprenden a ejecutar cuatro instrumentos. También se juntan a los de Don Bosco Róga en el ensamble.
“Actuamos donde nos invitan, nuestras presentaciones son gratuitas, solo pedimos que nos paguen los gastos del traslado”, dice el sacerdote. Una agencia suiza de cooperación apoya a la institución en el pago de los sueldos, la adquisición de los instrumentos y las reparaciones de estos.
El presupuesto de la agencia solo prevé la movilidad en Central, y como mucho hasta Ypacaraí. La salida del Área Metropolitana está prevista, pero la tarea no es tan fácil, porque los músicos se movilizan en dos o tres vehículos. Los interesados en contratar a la orquesta tienen que alquilar un bus para los músicos y otro para los instrumentos.
Sin frustraciones
¿Qué pasa con quienes están inscriptos en la enseñanza sinfónica pero no integran la orquesta? “No hay lugar para la frustración, porque alcanzar la orquesta es una motivación para ellos. Nosotros motivamos desde el objetivo, la meta. Les mostramos que el fin es llegar a la orquesta y que para eso hay un camino que hay que recorrer, un camino de disciplina, entusiasmo y perseverancia”, revela Benítez.
El sacerdote sostiene que en Don Bosco aplican el sistema preventivo, que consiste en ver lo mejor de cada chico y en reforzar sus potencialidades. “Si sabe silbar, le motivamos para que lo haga mejor para integrar la orquesta. Desde lo bueno que tienen los motivamos para que lleguen a su objetivo”, resalta.
Según el religioso, eso crea un ambiente tranquilo, porque saben que si no están en la orquesta, están estudiando, haciendo un camino. Así se crea una atmósfera, porque cuando ven que un compañero llega, entonces se empeñan en lograr lo mismo. “Motivamos desde la inclusión, no desde la discriminación, pero todo es un proceso bien disciplinado y ordenado. Por eso no tenemos casos de bullying”, señala.
En la residencia viven, como máximo, 40 chicos. Esto se debe a que la formación es individualizada. Cada uno tiene su proceso, y para guiarlo hay un asistente social, un psicólogo y sacerdotes.
“Tenemos ya egresados consagrados como Francisco Álvarez, un cellista conocido internacionalmente. Él era del hogar. Otro egresado enseña en UniNorte, otro en la Policía. Muchos hacen una carrera musical; el director de nuestra orquesta, Adrián López, también salió de aquí.
“Nuestro objetivo principal no es formar músicos destacados, sino que esto sea un trampolín, una herramienta para salvar vidas”, destaca. Un camino de notas hacia la inclusión.

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Objetivos

El Centro Educativo Integral Abierto Don Bosco Róga brinda atención integral a niños, niñas y adolescentes. Colabora con la mayor cantidad posible de familias, que por diversas causas no logran que sus hijos tengan garantizados sus derechos y la satisfacción de sus necesidades básicas, ofreciéndoles ayuda a través de diversos proyectos de atención directa a sus hijos, para tratar de revertir la situación.

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Pilar musical
El Programa de Inclusión Social a través de la Música Sinfónica (Pisams) es un proyecto que propone a los jóvenes el aprendizaje de instrumentos musicales sinfónicos o tradicionales, a los que por su situación socioeconómica les sería difícil acceder.
Se les brinda el acceso al instrumento, los profesores, el pasaje y el material necesario. También permite acceder a otras instancias de desarrollo educativo superior a quienes demuestran talento y constancia.