Muchos de los feligreses prendieron velas, depositaron flores en la cercanía de la efigie de la virgen y otros, de rodillas, pedían que los ayudara.
Desde localidades cercanas como Santiago, Moca, Jarabacoa, Bonao y Sabana del Puerto, muchos creyentes se desplazaron al lugar a pie y sin calzados en señal de penitencias.
“Todos los años vengo al Santo Cerro desde mi sector de Pekín, al sur de Santiago en penitencias, hace 10 años le pedí a la virgen que me sanara de una enfermedad que padecía y concedió a mi ruego”, proclamó la feligresa Ana Iris Beltrán, en declaraciones a Efe.
El obispo de La Vega, monseñor Héctor Rafael Rodríguez, pronunció la homilía y expresó preocupación por la criminalidad, la delincuencia y la impunidad imperante en el país.
Asimismo, criticó la “destrucción desmedida” de los recursos naturales, del medio ambiente, el desorden en las calles, “donde pocos quieren respetar las leyes de tránsito”.
El religioso hizo un llamado a los seres humanos, a que sean solidarios con los demás, porque Dios quiere “que amemos la vida, no la muerte”.
En ese contexto, significó que Dios y la Virgen de las Mercedes “no quieren fieras que agredan a los demás”, sino seres humanos que amen y se solidaricen con sus semejantes.
Al santuario, como en otros años, asistieron decenas de ciudadanos haitianos, muchos de los cuales ingresaron desde su país.