Las investigaciones del Ministerio Público de Paraguay y de Brasil apuntan a que desde su residencia en Paraguay, Darío Messer continuó liderando una red internacional de lavado de dinero a través de un complejo esquema que involucró 3.000 firmas offshore en 52 países. Incluso indican que desde acá encontró más cómplices para lavar el dinero sucio de políticos y criminales.
El pedido de prisión preventiva formulado por el Ministerio Público Federal de Brasil señala que Darío Messer heredó las actividades de su padre, Mordko Messer, y que el cambista fijó residencia en Paraguay, a pesar de mantener negocios ocultos en Brasil.
En ese sentido, sostiene que Messer nunca abandonó la actividad de cambista y que incluso sofisticó el sistema mediante el cual se blindó la evasión de divisas. Esto se desprende de la declaración de los cambistas que trabajaban para él, Vinicius Juca Bala Claret y Cláudio Tony Barbosa.
Este esquema de lavado –que tenía como su base de operaciones Uruguay y consistía en la compra y venta de divisas para lavar dinero proveniente de actividades ilegales– le generó una ganancia de USD 24 millones entre el 2009 y el 2017, según el requerimiento fiscal.
Asimismo, la Fiscalía menciona a un cambista de nombre Lucas en Ciudad del Este, como un cómplice de Messer.
Por su parte, la investigación de la Fiscalía paraguaya apunta a un grupo de empresas de maletín creadas por Messer en Paraguay. A través de ellas, recibió en bancos paraguayos más de USD 41 millones enviados desde paraísos fiscales. Además, los investigadores presumen que las firmas evadieron al fisco paraguayo.
Hasta ahora, son cinco los imputados por el Ministerio Público paraguayo: Darío Messer, su hijo Dan Wolf Messer, Juan Pablo Jiménez Viveros (primo del presidente Cartes), Ilan Grinspun y Adolfo Enrique Granada Cubilla.