Carlos Zaragoza proviene del asentamiento Cristóbal Espínola y en esta marcha su misión fue encargarse de la olla popular. Unos 25 campesinos preparan la comida, solo dos son mujeres.
La Federación Nacional Campesina (FNC) experimenta un mecanismo para incorporar a los hombres a las labores que generalmente se asignan a las mujeres. Además de la cocina, está el cuidado de los niños, mediante una guardería. Así las madres disponen de tiempo para la militancia.
Consultado sobre los ingredientes de la salsa, Zaragoza estima alrededor de 100 kilos de tomate, 30 de locote, 40 de cebolla y 150 de carne. Para el almuerzo de este miércoles, el menú elegido es guiso de fideo, mientras que para la cena se preparará un soyo con arroz.
Esta última comida que saborearán movilizados en la Plaza de las Armas lo harán a las 18.00, pues la intención es acumular energía para el acto central y posterior retorno a sus comunidades.
La logística para reunir todos los recursos necesarios para la alimentación está a cargo de Arnaldo Ayala. Explicó que para llegar a la capital los campesinos salen de sus ciudades con “matula”, consistente en chipa, maní, entre otros.
Una vez que se concentran en Asunción, el equipo de la olla popular asume la responsabilidad de alimentarlos. Ayala explicó que algunos ingredientes son de su producción, otros se compran, pero también reciben donaciones.
Lo que le asombra gratamente es la solidaridad de la ciudadanía, en las cabeceras distritales comerciantes y hasta propietarios de gasolineras dieron sus aportes. En tanto que en las diferentes comunidades los labriegos realizaban rifas y torneos para cubrir el gasto que representa el viaje a la capital del país.
La primera marcha campesina se realizó ya en periodo democrático, en 1994. En esa oportunidad se desplazaron 15.000 labriegos hacia la capital del país en reclamo de la ansiada reforma agraria, mejores precios para los productos agrícolas y el cese de la represión hacia el sector.
Esta edición coincide con la tensión generada en el Congreso Nacional, donde los cartistas, luguistas y llanistas están forzando el tratamiento de la reelección vía enmienda, en tanto que los opositores y disidentes intentan impedirlo.