25 abr. 2024

Luque para conservar

Posee un acervo arquitectónico colonial único, que compite en motivo de orgullo de sus hijos con la artesanía en joyas y la música. Hoy, parte de la riqueza cultural de Luque se encuentra en peligro. Mara Raquel Villalba, luqueña por adopción, busca preservar en imágenes los tesoros edilicios de la ciudad.

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Revista Vida

“Esta es la casa de la familia Somellera-Burgos, fue construida en 1782 y son característicos de la época los pilares de madera, el techo con tirantes de palma, con tacuarillas y palmas, y pared original de adobe de 60 centímetros de espesor”. Mara Raquel Villalba, escritora nacida en Concepción pero con corazón luqueño, cuenta con entusiasmo la historia de una de las casas más antiguas de Luque.

Estamos en la esquina de las calles Yegros e Iturbe, en pleno centro luqueño, frente a la manzana en la que se erige la iglesia Virgen del Rosario, cuya parte posterior da hacia la vivienda que Villalba escribe. Su ubicación corresponde a la que debería tener una propiedad tan antigua como esta, es decir, alrededor de la iglesia, donde comenzaron a edificar sus hogares los primeros pobladores.

Es que como otras ciudades o poblados del país, el nacimiento de Luque está íntimamente ligado a la constitución de capillas, a cuya creación estaban obligados los encomenderos por la Ley de Indias y las Ordenanzas de Alfaro, con el fin de asegurar la doctrina cristiana, según explica Mara Raquel en su libro Rescate del patrimonio cultural inmueble de la ciudad de Luque.

Un largo nacimiento

La ciudad no tiene fecha de fundación ni fundador, en sentido estricto. El origen de la capilla de Luque se remonta a la donación por testamento que hiciera a los franciscanos en 1743 Miguel de Luque, descendiente del capitán Miguel Antón de Luque, de “25 fanegas de tierras de labor, en el paraje donde se encuentran las casas y los corrales de las Salinas (Yuquyry) habidas de mis mayores”.

Apenas constituida y erigida la capilla, empezaron a construirse las primeras viviendas, como ya se ha dicho, alrededor de la iglesia. Muchas de esas edificaciones todavía existen y le han dado a Luque un perfil y aire únicos, lo que fue aprovechado para acondicionar la peatonal histórica como atractivo turístico, en principio pensada para atraer visitantes y hoy punto ineludible para quienes quieran echar una mirada al pasado colonial de la ciudad.

Villalba recopiló, en texto y en imágenes, los edificios característicos de Luque, la mayoría construidos durante la época de la colonia, pero también otros más cercanos en el tiempo, como la estación del ferrocarril, la iglesia de la ciudad, el cementerio, la casa parroquial y el mercado municipal, entre otros.

La tarea de conservar y proteger ese patrimonio ha comprometido a los luqueños, quienes han entendido que la continuidad en el tiempo de un testimonio cultural, como lo son sus edificaciones, es un legado para las futuras generaciones, y a la vez es parte de la identidad de quienes se sienten hijos de esta ciudad. Pero no todas son buenas noticias, pues una porción de ese acervo se encuentra en peligro.

“Hay gente que se moviliza en defensa del patrimonio en Luque, pero igual falta apoyo. Hace falta hacer un catálogo serio sobre las casas, y que no se las toque más. Se debe protegerlas de la polución visual, por ejemplo. Las cartelerías están tapando los tejados de las casonas antiguas. También afectan las malas intervenciones”, afirma Mara, quien recuerda que en 2013 hizo una exposición fotográfica llamando la atención sobre esos problemas y sobre la defensa de la peatonal.

Entre los peligros que acechan a la peatonal y otros edificios históricos de Luque, se encuentra la falta de profesionales especializados que puedan realizar intervenciones (es decir, introducir modificaciones en la construcción), lo que deriva en la utilización de materiales modernos en los edificios, que terminan por desnaturalizarlos.

Drama actual

El problema subsiste en la actualidad y se aprecia a simple vista: algunas construcciones están siendo refaccionadas usando cemento, que no llega a fraguar adecuadamente con las mezclas de las casas antiguas, sin olvidar el atentado cultural que supone esta práctica.

En esta situación se encuentran algunas viviendas coloniales y también varias casas, las llamadas azoteas, una herencia de la influencia de los arquitectos italianos, visible en las casonas erigidas a principios del siglo XX.

En plena Peatonal Histórica hay casas cuyos tirantes están carcomidos y con peligro de colapsar. Las vigas de madera que fueron colocadas para apuntalarlas lucen precarias y parece que en cualquier momento podrían ceder.

Otro símbolo de Luque y del pasado, y asimismo un patrimonio cultural de todos los paraguayos, es la estación del ferrocarril, que se encuentra abandonada, aunque en este caso la responsabilidad es compartida y también recae sobre el Estado. El proyecto del tren liviano suburbano prevé la construcción de una estación moderna al lado de la antigua, que se convertiría en museo.

Como ya lo destacara Villalba, otro problema recurrente es el que se genera con la proliferación de carteles comerciales, que cubren parte de la fachada de las casonas y no dejan ver los tejados, minimizando así el impacto visual y emotivo que se produce al presenciar una construcción antigua. El espíritu no puede remontarse al pasado contemplando anuncios modernos.

Además, no siempre hubo conciencia a favor de la conservación de los edificios. En décadas pasadas no era raro que quien ascendía en la escala social y accedía a un nuevo estatus económico, más elevado, no dudara en derribar una casa colonial y sustituirla por otra más ostentosa, acorde a lo que los críticos bautizaron como estilo “segunda reconstrucción nacional”, uno de los pomposos nombres con que Alfredo Stroessner maquillaba su larga dictadura.

Infelizmente, ni siquiera la que fuera la casa de Madame Lynch se salvó de ser derribada. La esposa del Mariscal Francisco Solano López residió en Luque en 1868, cuando la ciudad fue declarada capital de la República. La vivienda, ubicada en una de las esquinas de la Peatonal Histórica, se perdió en 1973, cuando fue demolida.

Es por eso que no es extraño ver en la cuadra más emblemática del pasado colonial luqueño viviendas de estilo moderno. “Existen las leyes, pero el problema está en el cumplimiento, en el mantenimiento. Es imposible evitar que se construya un edificio moderno al lado de uno histórico. En las cuadras coloniales no se pueden tocar, pero hay algunos que ya fueron derribados hace años”, se lamenta Villalba.

Es que, a pesar del mayor compromiso de la ciudadanía luqueña con la defensa de su patrimonio cultural, la falta de decisión en la aplicación de las normas les permite destruir por acción u omisión las reliquias culturales, a quienes por alguna razón u otra no tienen interés en cuidarlas.

“Incluso hasta este año se estaban demoliendo casonas antiguas; y todavía quedaban algunas que por desidia de los dueños estaban a punto de derrumbarse. Es como que ya no les interesa mantenerlas, aunque hay casos en que los dueños sí se ocupan de sus casas”, agrega Mara.

Qué hacer

Hace falta desarrollar una acción multidisciplinaria, en la que compartan un discurso común restauradores, conservadores, ingenieros, urbanistas, historiadores, sociólogos, museólogos y otros, sostiene Villalba.

Para ello, propone desarrollar campañas de concienciación, a través de los medios de comunicación masiva, sobre el patrimonio cultural tangible e intangible de Luque, un programa de colocación de placas señaléticas que indique qué personalidad histórica vivió en tal lugar, un circuito histórico de Luque con una propuesta turística atractiva que incluya la industria cultural, la artesanía y la gastronomía del microcentro.

Asimismo, aconseja realizar y acompañar campañas de preservación de casas antiguas, difundir el valor de la preservación del patrimonio histórico y ampararlas bajo las normativas vigentes; desarrollar campañas de pintura de fachadas, y conservación y restauración de las casas del casco histórico, en conjunto con las autoridades.

Además, sugiere formar el Consejo del Patrimonio Cultural, Histórico y Técnico de la Ciudad de uque, para atender las denuncias sobre malas intervenciones; y exigir una mejor atención presupuestaria y administrativa a las autoridades comunales, de la Gobernación y del Gobierno central.

Villalba propone la creación de una escuela taller de restauración, y concretar la catalogación, el registro y el inventario de las casonas con fichas y datos arquitectónicos, además de los registros municipales legales. Estas propuestas son aplicables a cualquier ciudad interesada en conservar su patrimonio cultural inmueble o centro histórico. Claro, la voluntad de sus habitantes es indispensable para que se resguarde su identidad. En el caso de Luque, ese compromiso ya empezó a crecer.

Fotos: Fernando Franceschelli.

Sembrando conciencia

La revalorización del patrimonio histórico de Luque no estará completa si no se la incorpora a los planes educativos. Para lograr este objetivo, Mara Raquel Villalba sugiere:

1. Un plan de enseñanza y recorrido didáctico por el centro histórico.

2. Disertación en el lugar.

3. Trabajos prácticos sobre las personalidades que vivieron en el circuito histórico, con premios para las mejores tareas.

4. Planes de difusión del patrimonio histórico cultural.

5. Promover padrinazgos y mecenazgos sobre las casas coloniales, evitando la partidización y politización de las colaboraciones.