No fue fácil para ella ya que en medio de su proceso judicial y la separación de sus hijos también tenía que concentrarse en sus estudios.
En el 2011 inicia la carrera por segunda vez, ya que anteriormente -en el 2001- había ingresado a la Facultad de Derecho de la UNA, pero luego la abandonó.
El 27 de agosto de 2014 recuperó su libertad, sin embargo, volvía al penal para dar clases y apoyar a la reinserción social de sus ex compañeras a través de trabajos de diseño y confección de prendas.
“Mi objetivo es defender especialmente a las mujeres”, comenta Lucía en comunicación con UH.COM.
Ya con su título en mano y esperando el juramento, comenta con mucha alegría que formará parte del estudio jurídico de las abogadas Romina Rolón y Margarita Heralasky, quienes llevaron su caso años atrás.
“Mi caso me abrió muchas puertas, ahora soy abogada asociada de quienes me defendieron”, expresa.
Pero no termina allí, entre sus objetivos también se encuentra la realización de maestrías, ya que desea seguir formándose académicamente.
Aún no tiene asignado su primer caso, sin embargo, una mujer que se enteró a través de las redes sociales de que Lucía ya es abogada, recurrió a ella por un caso de régimen de relacionamiento y prestación alimentaria.
El próximo 27 de agosto Lucía cumplirá dos años de haber recuperado su libertad luego de un juicio que acaparó los medios de comunicación así como la atención de la sociedad civil.
Lucía cuenta además con una marca de ropas diseñada por ella misma y confeccionada por ex reclusas del Buen Pastor.