Por Raúl Cortese
ENCARNACIÓN
Las expresiones son de la directora Emérita Chávez, de la humilde escuela Juan Carlos Hrase, instalada en el barrio Nueva Esperanza, de Encarnación, desde hace 20 años. A la institución acuden unos 120 alumnos.
“Cuando vino la jefa de área a visitarnos me preguntó por qué algunos de mis alumnos lloraban, y le expliqué que las razones tenían que ver con que tenían hambre; son hijos de familias muy humildes”, relata la docente, muy afectada por esta situación.
“Tengo una bolsa de coquitos y leche, y eso, cuando puedo, les doy, así los engaño. Solicitamos en dos ocasiones el almuerzo escolar a la Gobernación de Itapúa, pero hasta la fecha no pudimos ser beneficiadas como las demás instituciones”, explica.
Al respecto, consultamos a la licenciada Cristina Madrazo, responsable de la Secretaría de Educación de la Gobernación de Itapúa.
“Los pedidos realizados por la directora Chávez se hicieron fuera de fecha en ambas oportunidades; cuando estábamos en la apertura de los sobres y el año anterior lo hicieron cuando estábamos entregando los almuerzos. Ellos figuran en el lugar 23 de prioridad en el listado existente”, explica la funcionaria.
Agregó que de las 701 instituciones educativas existentes en Itapúa, 123 son atendidas con el almuerzo escolar por la Gobernación, mientras que la asistencia para las restantes se coordina con los municipios, según informó.
La escuela se encuentra dentro de un barrio vulnerable, rodeada de viviendas construidas de tablas, todas ellas de una humilde condición económica.
SITUACIÓN. Las lluvias recientes impiden que los niños puedan asistir a la casa de estudios, por lo cual se nota una gran ausencia de alumnos. “Los caminos están en un estado deplorable, no pueden ni pasar caminando, muchos de estos niños se encuentran enfermos de dengue y no vienen a clases”, comentó la directora.
El entorno del edificio está conformado por montes y barro, como producto de los caminos en mal estado, hasta donde llegan los vecinos de la ciudad para arrojar basura.
Las condiciones edilicias de la escuela son lamentables, el techo no tiene cielorraso y en días de lluvia se filtra una importante cantidad de agua.
“Tiene la chapa, después las tablas y nada más. En verano es insoportable dar clases dentro del aula, pero no podemos poner más ventiladores porque la precaria instalación eléctrica no lo permite”, explicó la docente.