11 oct. 2025

Llegar al grado de inversión...

Paraguay está con el ambicioso objetivo de obtener el grado de inversión, y cuando lleguemos a eso presenciaremos el mayor boom económico sustentable de nuestra historia. Ya no dependeríamos ni nos preocuparía el tamaño del presupuesto de inversión del Gobierno, ni nos frenaría la limitada capacidad financiera de los principales grupos económicos nacionales.

Por Luigi Picollo

Por Luigi Picollo

De esto se habla poco y sus implicancias se entienden menos aún. Grado de inversión se refiere a la calificación del riesgo de la deuda soberana (bonos del Gobierno paraguayo), la cual debe de ser “BBB” o superior. Hoy el país está calificado como “BB”, estando muy cerca de llegar a esa marca. Eso importa porque los grandes capitales mundiales son manejados por fondos de inversión, los cuales, por sus propios estatutos, están limitados solamente a invertir en títulos con calificación de grado de inversión. Debido a esa exigencia no podemos acceder a los inmensos recursos de estos fondos.

Por descarte, quienes hoy pueden comprar títulos de deuda de Paraguay, son solo compradores de bonos basura (junk bonds), algunos fondos privados, especuladores, y todos aquellos inversionistas que aceptan altos niveles de riesgo. El mismo perfil de quienes compran bonos especulativos se replica en inversionistas privados que nos visitan en busca del lucro expedito, y una salida rápida.

El comportamiento de inversionistas especulativos se ve reflejado en nuestra economía. Hacen inversiones relativamente pequeñas, no permanentes, con la intención de salirse rápidamente habiendo realizado un buen lucro. Va un par de ejemplos:

a) Compran activos baratos, y sin invertir en ellos esperan venderlos más caro en poco tiempo. Un ejemplo es la compra de tierras en el Chaco por algunos brasileños y uruguayos, la cual se hace solamente porque el precio de la hectárea en el Paraguay está ridículamente barato en comparación al costo en Brasil o Uruguay. Pero estos invierten casi nada en mejorar esas tierras. Es meramente un activo en forma de tierra a la espera de otro comprador con más capital, que realmente quiera invertir a largo plazo y decida transformar un monte en una pujante industria agrícola.

b) Los especuladores crean activos no para quedárselos, sino para venderlos rápidamente. Un ejemplo es la construcción de edificios de alto lujo para venderlos a los mismos ricos paraguayos. Mucho capital argentino vino a construir en tres años edificios lujosos, para venderlos a los que pagan al contado, o si pagan en cuotas estas cuotas descontables fácilmente en los bancos. Así en un ciclo de cuatro o cinco años vendieron, construyeron, descontaron las cuotas, y realizaron rápidamente un lucro a veces superior al 200% del capital. Y finalmente se acogieron al blanqueo de capitales de la AFIP legalizando todo.

El comportamiento de un inversionista de alto riesgo es así. La propia definición de especulador alude a quien compra un activo con la expectativa de que este aumente de valor en el futuro, buscando el lucro por la venta del mismo activo.

Para que al Paraguay vengan más inversionistas de “largo plazo” y desarrollen inversiones “productivas” que creen fuentes de empleo permanentes, para que se construyan auténticas industrias sustentables en el país, necesitamos llegar al ambiente de grado de inversión. En este deseado escenario, los especuladores disminuirán, y los socios de largo plazo abundarán. Quienes vienen por el largo plazo traen más capital, están más comprometidos con el país, piensan constructivamente en el ganar-ganar. Además, el retorno del capital invertido no se da al vender lo construido, sino al hacerlo rentable durante el transcurso del tiempo, empleando mano de obra paraguaya y buscando el éxito a largo plazo.

El grado de inversión va a atraer gente con otra naturaleza. Vendrán a proponer negocios que realmente nos van a hacer despegar. La fama de joya de la región no va a ser solamente para ir a hacer un dinero rápido, sino para quedarse a vivir en la estrella de América Latina.