25 abr. 2024

La necesidad y el desinterés influyen en la alta deserción de universitarios

Solo el 10% de los que se matriculan en una carrera terciaria en el país terminan sus estudios, según datos del MEC. Expertos observan que la disociación entre universidad y sociedad es determinante.

Que el 90% de los universitarios dejen por el camino la carrera que empezaron está directamente relacionado con varios factores. Aunque dos son determinantes: el aspecto socioeconómico, en razón de que muchos trabajan al tiempo que persiguen el diploma de grado. Y la campante disociación entre lo que se desarrolla en los programas de educación superior frente a las expectativas de los alumnos y lo que el mercado laboral precisa.

“Muchos estudiantes llegan a la conclusión de que no les sirve esto para trabajar; lo que quieren es generar una fuente de ingreso para él y su familia”, comparte Pedro Vera, director de Universidades e Institutos Superiores del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC).

Es así que las instituciones de educación superior –dice– tienen que empezar a “transformar su enfoque”, ofreciendo un plan de estudios para que los jóvenes “puedan proyectar su vida con lo que aprenden en la universidad”.

Este tema y otros que hacen al sector educativo discutieron ayer junto a representantes de institutos técnicos y de formación docente en el marco del segundo foro organizado como antesala del Precongreso Regional de Educación Superior (Pre-Cres 2018) que se hará por primera vez en Paraguay.

Estímulo. En este escenario, los docentes constituyen una pieza crucial en la formación profesional como estimuladores de sus alumnos; generando espacios propicios y facilitando herramientas. “Terminó la época en que el docente era un conferencista magistral, con una línea unilateral. Ahora el estudiante probablemente ya está verificando en el teléfono lo que el docente le está diciendo”, pondera Vera sobre el acceso a internet que hoy está al alcance de las manos.

“Antes el desafío era aprenderse desde un texto o manuales clásicos. En este momento ya no es una limitante el acceso a la información; sino que el ser humano pueda ser capaz de identificar cuál es la información más pertinente que tenga que responder a una situación equis”, analiza María de la Paz Bareiro, coordinadora de Fortalecimiento de Capital Humano para I+D del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt).

Esto implica, a su criterio, una “transformación en la forma de enseñar y aprender”.

A su vez, comprende “poder tener habilidades investigativas, de selección de la información, pero también poder crear conocimientos”, cita lo que considera clave en lo que los profesores deben poner acento.

Bareiro no reduce la deserción de universitarios a la mera pérdida del interés. El factor socioeconómico juega un papel preponderante. “Los estudiantes de educación superior no solo se dedican a estudiar, sino que trabajan; ¿cuánto tiempo dedican al estudio, si solamente las horas efectivas son cuando están en clase. Cuándo va a tener tiempo para poder investigar?”, cuestiona.

A la par, coincide en que hay que replantear el tipo de educación en función a la perspectiva laboral. "¿Qué beneficios me da haber tenido un título de educación superior y cómo eso me beneficia para acceder a un puesto o para mejorar nuestra capacidad adquisitiva? Eso influye”, sopesa.

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Los estudiantes no ven una relación directa entre lo que aprenden en la universidad con lo que tienen que vivir afuera, en el campo laboral. Pedro Vera, director de Universidades.

Los institutos están dando más de lo mismo. Sus programas deben estar acordes a las necesidades del estudiante y de la sociedad. Nicolás Zárate, viceministro de Educ. Sup.

Muchas empresas buscan un capital intelectual donde el título no es un condicionante, sino la capacidad de la persona de resolver problemas. María de la Paz Bareiro, coordinadora del Conacyt.