18 abr. 2024

La mentira del IPS

Por Luis Bareiro

Hay dos errores que se cometieron en la creación misma del IPS que hacen que administrar la previsional sea un infierno. El primero es que metieron dos servicios distintos en una misma institución; la administración del dinero para pagar jubilaciones y el gerenciamiento de un seguro médico. Lo segundo fue prometer que ese seguro sería universal para todos, independientemente de cuánto dinero aportara cada uno.

La consecuencia de ambos errores es la falsa creencia de que el IPS tiene mucha plata y de que puede pagar cualquier tratamiento médico.

El IPS no tiene mucha plata para medicina. Tiene 1.600 millones de dólares depositados en bancos e invertidos en propiedades, pero no los puede gastar en salud. Ese dinero es el ahorro de los trabajadores para pagar su jubilación. De allí tiene que salir lo que cobre cada jubilado hasta el día de su muerte. IPS no puede usar un solo dólar de ese dinero en algo que no sea generar renta para la jubilación. Con esa plata no puede comprar ni una curita.

Para los gastos de salud, el IPS recibe el 30 por ciento del aporte obrero-patronal de cada asegurado. Con eso tiene que cubrir los salarios de médicos, enfermeras y administrativos; construir y mantener hospitales y puestos de salud, y comprar insumos y medicamentos.

Si revisamos sus números, veremos que es sencillamente imposible. Actualmente, seis de cada diez asegurados aportan sobre el sueldo mínimo, lo que supone unos 460.000 por mes, de los cuales solo 160.000 van al seguro médico (el resto es para la jubilación). Y cada aportante tiene en promedio cinco asegurados, incluyendo hijos, padres y pareja.

Así, más del 60 por ciento de los beneficiarios del seguro médico paga en la práctica poco más de 40.000 guaraníes mensuales, para tener en contrapartida una cobertura médica universal que incluye desde un analgésico hasta una operación de corazón abierto.

Por supuesto que en la práctica esto no es así, es imposible que lo sea. Aún si se eliminara la sangría de la corrupción y desapareciera todo el parasitaje político y sindical colgado de su presupuesto, el dinero seguiría siendo insuficiente. Consideren que para una cobertura mínima (casi insignificante) un seguro médico privado cobra 250.000 guaraníes por persona. Y lo peor es que cada vez que alguien en el país enferma de uno de los males considerados catastróficos por su altísimo costo, se busca la manera legal o ilegal de meterlo al IPS. Por eso hoy el uno por ciento de los asegurados consume el 50 por ciento del presupuesto de salud.

La consecuencia final no puede ser otra. Faltan medicamentos, nunca hay suficientes médicos, los hospitales se caen a pedazos, los equipos se descomponen por falta de mantenimiento y algunos asegurados reciben todo y otros no consiguen ni analgésicos.

No hay que engañarse, el problema no es el IPS, es el Estado cuya cobertura de salud sigue siendo insignificante que genera miles de enfermos desesperados que buscan guarecerse a la sombra ficticia de un seguro universal que no existe.

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