25 abr. 2024

La huerta de Andrés Ying

Blas Brítez – @Dedalus29

El 5 de octubre de 1979, en un comunicado de prensa del Ministerio del Interior, el régimen de Stroessner aseguraba que nada sabía del desaparecido cuatro años antes y “supuesto secretario general del Partido Comunista Paraguayo”, Miguel Ángel Soler. Este –según la policía stronista– vivía tranquilamente en el exterior.

Sin embargo, en marzo del 2013, el antropólogo forense Rogelio Goiburú, hijo del detenido-desaparecido Agustín Goiburú, encontró restos óseos en dependencias de la actual Agrupación Especializada de la Policía Nacional. En agosto del año pasado, fueron identificados los huesos como pertenecientes al hombre sobre el que Sabino Augusto Montanaro y Pastor Coronel habían decretado que “nunca más volvió al Paraguay”.

En la antigua huerta de la Agrupación no solo se plantaban verduras y hortalizas. También se enterraban cuerpos de opositores asesinados. “Están sembrados en la tierra/ y ya sus huesos son estrellas”, dice la canción de Alberto Rodas, dedicada a los desaparecidos. Esos huesos luminosos nutrieron la tierra que daba de comer a los policías; los mismos, posiblemente, que los enterraron allí.

Desde 2009 y casi sin financiación, Goiburú y su equipo buscan restos de desaparecidos y han encontrado los pertenecientes a más de diez personas. Se calcula que en la Agrupación fueron inhumadas unas cien.

Esta semana, el operador político colorado y estudiante de la carrera de Derecho de la Universidad Católica, Andrés Ying, sugirió en las redes sociales que a esa huerta macabra deberían estar destinados los estudiantes y docentes que tomaron la sede central de la universidad por denuncias de corrupción y autoritarismo contra el rector, el padre Narciso Velázquez. En otra intervención, Ying llamó “vieja comunista” a la docente e historiadora Margarita Durán Estragó. Lamentó que “en su momento” no la hayan apresado “para que no estés rompiendo las bolas ahora mismo”.

En sus perfiles, Ying dice ser funcionario del Ministerio Público, aunque no aparece con ese nombre en ninguna de las 272 páginas de la nómina de agosto. Fueron agentes de la Fiscalía, según el propio rector, quienes en la madrugada del jueves pasado vigilaron la actuación de guardias civiles armados que entraron a la fuerza al recinto tomado de la Facultad de Filosofía, sin orden judicial. Hasta ahora, a pesar de las capturas de sus arrebatos en Facebook, el Ministerio para el que dice trabajar Ying no ha investigado a su supuesto funcionario por apología del delito, del terrorismo de Estado, de la desaparición y el asesinato de personas.

Lo que pasa en la UCA es representativo de lo que sucede en el país. Hay una generalizada atmósfera hostil propiciada por grupos conservadores —cuando no abiertamente fascistas— en contra de todo lo que fuera reclamos de derechos al gobierno de Horacio Cartes o a cualquier institución pública o privada. Me han contado que todas las semanas el presidente de la República, el rector de la UCA y el arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, se juntan a rezar. Uno imagina que en las pausas del padrenuestro, repasan la agenda política reaccionaria.