Tal vez no sea erróneo decir que con la venida de Accept a Asunción, el metal alemán saldó una de sus deudas más sensibles con el público paraguayo. Antes, Scorpions, Helloween o Kreator habían embrujado los oídos en conciertos con sus disímiles programas sonoros, y si algo faltaba escuchar en vivo era el clacisismo de una banda que tiene más de cuarenta años de historia. Sus álbumes Restless and Wild (1982), Balls to the Wall (1983) y Metal Heart (1985) forman un tridente que ha influenciado sobremanera en una forma de componer heavy metal, que ya no es otra cosa que clásica, en el sentido de Judas Priest. En esos tres discos, y en los temas recientes, The Rise of Chaos (2017), basaron su presentación en la Manzana de la Rivera la noche del miércoles último. El ambiente fue inmejorable: con la hímnica guitarra de un épico Wolf Hoffmann, con el bajo atronador de Peter Baltes, el público se sintió hondamente compenetrado. Contabilicé, desde arriba, solo tres teléfonos filmando. El resto eran puras cabezas en movimiento ritual. Metal Heart, Teutonic Terror y Balls to the Wall, todavía suenan en los oídos del millar de personas apretujadas que disfrutamos de una noche memorable.