MISIONES
En una finca ubicada camino a Potrero Alto, compañía de Santa Rosa, Misiones, Andrés Pattini y su familia son unos de los pocos que producen los arándanos que se consumen en Paraguay y les dedican una hectárea y media de terreno.
Pattini explica que iniciaron esta aventura hace siete años con la plantación. Manifiesta que las plantas empiezan a producir recién a los dos años de haber sido sembradas. Destaca que tuvieron que realizar varios cuidados culturales para lograr la producción.
Para acondicionar el suelo consiguieron arena lavada, corteza de pino y agua sin cloro, pues esta planta no tolera dicho químico, y la semilla que utilizan es de la variedad misty, creada por la Universidad de Florida.
Logran una producción de 3.500 kilogramos por año. Para que sea más rentable, según el productor, deberían lograr por los menos 10.000 kilos.
Aseguró que su meta es producir todo lo que se pueda, para que la mayoría de la gente acceda a este maravilloso fruto, pues lo que lo encarece es la baja productividad, ya que cada una de sus plantas da apenas 1 kilo, otras hasta menos.
Este intrépido productor comentó que en 2013 tuvieron una gran crisis debido a una tormenta que destrozó las plantas y tuvieron que empezar prácticamente de cero, con lo cual tuvieron que buscar otras alternativas y es así que empezó a producir morrón y tomates en invernadero.
Relató que los obstáculos para la producción de arándanos son la granizada, las langostas y las hormigas ysau. Aparte de producir las frutas, las industrializan elaborando dulces y pasas de arándanos, además de vender plantines. Mencionó que deben aprovechar al máximo, pues esta planta solo fructifica durante parte de los meses de octubre y noviembre. La recolección de las frutas la realizan las mujeres, a quienes se les paga G. 5.000 por kilo recolectado.
Andrés mencionó que desea producir las variedades star y emerald, y agregó que el Senave habilita la producción, pero las empresas que representan no cuentan aún con la patente para nuestro país.
Pattini es químico farmacéutico oriundo de Concordia, Argentina; vino desde allí con su esposa Andrea Da Silva Irrazábal, uruguaya, por invitación de una amiga de la familia y propietaria de la finca, Acela Falcón.