El reciente suicidio del radialista Manuel Bernardes me llevó a pensar en los cambios que la radiofonía paraguaya ha venido teniendo en los últimos años. Leí por ahí que el mismo Bernardes había confesado que él no era así en realidad, que en el micrófono lo que hacía era convertirse en un personaje. Algo de cierto habrá, pues cuando hacia locución y pasaba música en Yacyretá FM no tenía para nada el estilo que muchos años después lo haría más que célebre. Algunos arriesgaban la hipótesis de que su transformación frente al micrófono le vino al saber que tenía una enfermedad incurable, por lo que ya no tenía nada que perder o ya no le importaba mucho arriesgarlo todo.
Lo interesante acá es que su estilo soez y, por lo tanto, polémico, lo llevó a ser cotizado ya no en las radios de frecuencia modulada sino en las de amplitud modulada. Estas emisoras hacía un tiempo buscaban una nueva identidad o captar más oyentes, por lo que el “personaje” inventado por Bernardes les venía al pelo. La AM pedía amplitud de mente a sus radioescuchas.
Fue así que la seriedad de las AM fue poco a poco cambiada por los chismes y peleas con modelos. No todas las radios lograron tener un programa como el suyo porque posiblemente ningún locutor llegaba a tanta locura, o ¿acaso hay alguien que se anime a disparar 46 balazos en pleno estudio? Le costó el trabajo, pero enseguida encontró otra radio que lo contrató. Tenía una vasta cultura e inteligencia, lo que notaba cuando intervenía como oyente llamando a los programas de sus colegas. En estas ocasiones, dejaba a veces atrás a su personaje o se olvidaba por un rato de él.
Bernardes era así una especie de recreo en las AM. Jamás le darían el horario central de las mañanas, pero para las aburridas siestas era un número puesto. Había que levantar el ánimo a la audiencia y su estilo procaz lo lograba.
Lo cierto es que Manuel fue una marca para lo que las AM están queriendo ser ahora. Se busca también el ruido, el morbo, el chismerío. Parecería que el oyente ya no quiere el mero análisis, la mera noticia, también quiere entretenerse y por eso le ponen las cortinas musicales bien extensas, por eso los panelistas que entretienen sentados con aquellos que hacen las entrevistas “serias”.
La radio ha cambiado y harán falta más personajes. Ninguno tan culto y agudo como Bernardes quizá aparezca, pero más loco sí. Atajémonos del dial.