25 abr. 2024

Kambala, un barrio de Asunción que sobrevive entre maraña de pasillos

Según el testimonio de la gente del lugar, cuyo nombre oficial es Villa Virgen del Carmen, esta zona de la capital fácilmente supera los cien años de existencia. Vecinos luchan por mejorar su infraestructura.

esquina mundo aparte

Reunión. En la plaza ubicada en el corazón de Kambala se reúnen adictos, según la Policía.

Un encanto similar al que tenía la Asunción colonial con sus pequeñas callejas posee el sector conocido como Kambala, con una maraña de pasillos que lo cruzan y se extienden en un territorio que se asemeja a una suerte de barrio cerrado.

Lejos de ocasionar incomodidad a las familias que habitan este punto capitalino, cuyo nombre oficial es Villa Virgen del Carmen, del barrio Bernardino Caballero, las estrechas arterias, que en su mayor parte permiten únicamente el paso peatonal (algunas veces solo una persona a la vez) y en alguno que otro el ingreso de motos, les da seguridad para transitar por el vecindario.

Este pintoresco punto barrial, identificado con el Olimpia por la presencia mayoritaria de simpatizantes a ese club, se alza entre las avenidas Mariscal López y Eusebio Ayala, siendo cortado por el gran edificio del ex Emergencias Médicas y rodeado de unidades militares, como el mismo Regimiento Escolta Presidencial.

Según el testimonio de los mismos vecinos del lugar, Kambala fácilmente supera los cien años de existencia y se habría formado a partir de la presencia de militares que trabajaban en lo que es hoy el Hospital del Trauma y que en aquella época era una edificación que por mucho tiempo quedó abandonada.

Los uniformados habrían ido vendiendo sus inmuebles a gente que vino de diferentes sectores del interior para vender mercaderías en los alrededores, afianzando un área asuncena que lucha por sacudirse de calificativos despectivos que la población le atribuye, como el de ser nido de adictos y asaltantes.

Para un extraño, ir a este sitio y ubicar alguna vivienda constituye todo un desafío. Solo las calles Herrera y Acá Verá son ubicables, pero los demás pasillos solo tienen un número como nombre.

Recién durante la administración del intendente Carlos Filizzola se procedió al cementado de estos pasajes, que anteriormente eran caminos de tierra roja por donde se escurrían fétidos efluentes cloacales, y con el jefe comunal Enrique Riera se logró recapar parte de Acá Verá.

TESTIMONIO. Manuel Gamarra, vicepresidente de la comisión vecinal Nuevo Amanecer, señaló que si bien es cierto que en este barrio existen personas que consumen drogas, resaltando que esto se da también en otros sectores de la capital, aseguró que la mayoría de los pobladores trabaja y estudia.

Dijo además que actualmente están peleando por mejorar la iluminación en los pasillos y dotar de cámaras de seguridad a toda la zona, sobre todo en los accesos y salidas que dan hacia General Santos, Celsa Speratti, Herrera, Azara o Herminio Giménez. “Hay puntos estratégicos que queremos equipar. Tenemos la promesa del fiscal Emilio Fuster de que nos proveerán de esas mejoras”, aseveró.

También dijo que una materia pendiente es el mantenimiento de las pequeñas callecitas, que hoy ya presentan un deterioro del material con el que fueron construidos hace un buen tiempo atrás.

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