Cartes le deja a Mario Abdo una peligrosa pelota tata. Al sumarse a la iniciativa de Trump de mudar nuestra embajada de Tel Aviv a Jerusalén empuja al Paraguay al centro de un problema que la comunidad internacional no pudo resolver hasta ahora. Israel considera a dicha ciudad como su capital. Los palestinos quieren que Jerusalén Este sea la capital de su futuro Estado. Esta polémica histórica y política debe ser dirimida entre ellos, y por eso, la casi totalidad de los países del mundo occidental se ha abstenido de reconocer a Jerusalén como la capital israelí desde su fundación como Estado en 1948.
Donald Trump prometió durante la campaña electoral lo que ahora está cumpliendo. Hace unos meses lo anunció en la Asamblea General de la ONU, pero su planteamiento fue rechazado por 128 países. Solo otros siete países acompañaron a Estados Unidos e Israel: Guatemala, Honduras, Togo y cuatro islas microscópicas de Micronesia. En el Consejo de Seguridad de la ONU no le fue mejor: los 14 miembros restantes votaron en contra. No es justo ni prudente reconocer a Jerusalén como capital de Israel, sostienen las principales potencias de la Unión Europea.
Como pequeña contrapartida, Trump consiguió arrastrar consigo a tres países latinoamericanos: Guatemala, Honduras y Paraguay. Países periféricos, serviles a los Estados Unidos y dispuestos a aislarse del bloque latinoamericano a cambio de algún favor del imperio.
En el caso de los dos primeros países hay motivaciones claras: miles de inmigrantes a punto de ser expulsados, necesidad de la venia yanqui a la impunidad de sus gobernantes y hasta, incluso, influencia religiosa en la política. Pero lo de Paraguay no queda tan claro.
Lo que Cartes le deja a Marito es un regalo de Troya. Sin que se nos explique por qué, cometemos un acto hostil contra el derecho internacional y contra todos los países árabes con los que nos relacionamos y comerciamos, tomando partido de modo insólito en un conflicto que no es nuestro. Nos exponemos ¿gratuitamente? a riesgos imposibles de prever. Decenas de palestinos murieron en choques con el ejército de Israel por la apertura de la embajada norteamericana. Al Qaeda ha llamado a la yihad contra Estados Unidos. Si nuestro país es visto como enemigo político, podría ser blanco de ataques terroristas. ¿Le parece improbable? En España también lo creían, hasta el 2004, cuando le pusieron bombas a los trenes de Madrid.
Trump puede tomar las medidas extremas que quiera. Su embajada en Jerusalén es un búnker impenetrable. ¿Está Cartes en condiciones de garantizar la seguridad de los funcionarios paraguayos en Israel? Es cierto que el terrorismo no nos debe hacer retroceder. Pero la temeridad exige explicaciones. Como ni Cartes ni Loizaga hablan, Mario Abdo debe corregir esta majadería.