En el año 70 Jerusalén había sido arrasada por los romanos. Los judíos se iban reorganizando en las sinagogas. Y entonces seguidores de Jesús llegaron a Antioquia y allí comenzaron a llamarse cristianos.
Muchos esperaban la pronta venida final de Jesús. Esta tardaba. Mateo escribe para que no duerman en la espera. “Estén vigilantes, porque no saben el día en que vendrá el Señor”.
Estamos en el siglo XXI, todavía no ha vuelto. Las palabras de Juan el Bautista en Mateo también nos sirven para estar vigilantes.
Primeramente significa estar informados de lo que ocurre en nuestro mundo moderno. De lo bueno y de lo malo. De las victorias de los que queremos un nuevo Paraguay y de las muchas derrotas con que nos quieren someter.
En segundo lugar, saber interpretar todo esto. Sus causas y consecuencias. Quiénes están por el bien y quiénes son los adversarios. Y conscientes de todo esto, sabernos organizar en comunidades para en ellas sacar fuerza para el testimonio de nuestra fe, que tenemos que dar ayudando y sirviendo a los más pobres en todos los aspectos de la vida.
Tercero, todos somos débiles y posiblemente no hemos sido siempre conscientes de que hacer esto era nuestra máxima obligación. Tal vez días, meses o años (algunos toda su vida) estuvimos “durmiendo”. Pero, el Dios de Jesús siempre nos comprende y nos invita a vivir la fe.
Cuarto, hay muchos modos de seguir a Jesús. Siempre amando a todos. Pero unas veces tendremos que indignarnos ante las injusticias. Otras, denunciarlas. Muchas sirviendo a los que nos rodean. Habrá, inclusive, que dar testimonio con este compromiso aún a costa de nuestra vida.