En marzo, la Argentina reestableció el régimen de importación temporaria, lo que permite a las industrias procesadoras argentinas importar grano de los países vecinos, para convertirlos en harina y aceite.
Desde entonces, se observó una leve caída en las exportaciones de productos industrializados, según la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro). Basándose en este hecho, advirtieron que la contracción del sector industrial podría acentuarse, y podrían quedarse sin granos para procesar por la aparente fuga de materia prima hacia el país vecino.
La Cappro pidió acciones del Gobierno a favor de la industrialización, debido a que la actividad representa puestos de trabajo y valor agregado a productos exportados. Inclusive, esta semana, el presidente de la Cappro, Enrique Ohaco, conversó con el presidente Horacio Cartes al respecto.
Del otro lado se encuentran los productores, quienes niegan que tal desabastecimiento pueda llegar a ocurrir.
José Berea, presidente de la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), indicó que la exportación representa poco más de la mitad de la producción total. Las industrias han procesado el resto, unas 3,6 millones de toneladas en 2015, utilizando el 96% de su capacidad operativa.
“Celebramos que las fábricas estén trabajando a su plena capacidad y no creemos que la exportación a Argentina vaya a disminuir la soja que necesitan para producir acá", manifestó.
Además, según Berea, las mismas empresas están exportando su materia prima sobrante. El titular de Capeco desacreditó los cuestionamientos de los industriales a la reapertura del mercado argentino y explicó que entre las ventajas de volver a exportar está el hecho de que se rompió la dependencia de las multinacionales.
Números. En el primer semestre del año, Argentina adquirió en granos el 5,6% de la cosecha total de soja de Paraguay, con 471.472 toneladas embarcadas; mientras que la producción anual promedio es de 8.400.000 toneladas a nivel país, según estadísticas de Capeco.
Pero la Cappro teme que este ritmo se mantenga y que, eventualmente, dentro de unos años todos los granos se exporten. Los industriales proponen como solución que el Gobierno permita, así como hizo Argentina, la entrada de granos desde otros países.