Los temas del título, en teoría, parecen tres asuntos diferentes. Sin embargo, cada uno de ellos tiene factores comunes: la corrupción y el mal gobierno. Lógicamente, cabría agregar numerosos otros casos, como el desalojo criminal de los ava guaraní paranaense de Sauce el 30 se septiembre pasado (en Minga Porã), etc. Cada caso, en apariencia individual y aislado, es consecuencia directa de un sistema que los produce, los desencadena, los causa.
El sábado pasado, el ambiente noticioso se agitó con un nuevo enfrentamiento en Guahory. La sombra del horror del desalojo ilegal pasado, que involucra al Gobierno en el uso irregular de medios del Estado para producir una acción sin orden judicial ni legalidad, con destrucción de un pueblo entero, sin respuesta hasta hoy, se agitó de nuevo. Un contingente armado, con antimotines, cascos, botas, carros hidrantes y escudos, llegó para “garantizar” el cultivo de soja de los “colonos” brasileños. Mujeres y niños (los hombres están en Asunción reclamando justicia y solución) enfrentaron con piedras y palos la situación. Una niña mostró rastros de balín en el rostro, después. El caso sigue sin respuesta del Gobierno.
En la UNA (Universidad Nacional de Asunción) desde el año pasado hay tomas, paros, enfrentamientos y revueltas estudiantiles con apoyo de otros estamentos; renuncias y prisiones, tratando de limpiarla de corrupción y producir una reforma de fondo y democrática. Los bolsones autoritarios –corrompidos y melindrosos– lo siguen impidiendo, re-empotrados en cargos e instancias. La injerencia del Partido Colorado no está ausente de este deterioro desastroso de la UNA. El Gobierno de Cartes se mantiene sin señales públicas al respecto, mientras suman y se intensifican las denuncias de que el cartismo impulsa la privatización paulatina de la universidad pública para que pongan pie y garras, allí, sus amigos empresarios de acá, allá y acullá. Porque así entendida, la educación es altamente rentable; y que lo digan muchas universidades privadas (con infraestructura o de garaje).
Y, el Gobierno de Cartes, que no sale del ombliguismo y falsedades en datos, cifras y discurso. Una gestión en cuyo balance lo más resaltante desde 2013 es el aumento del número de pobres y de la pobreza extrema; la represión del sector social en todas sus manifestaciones de lucha; la destrucción del hábitat de un modo escandaloso y global para la sojización del país (y su correspondiente enajenamiento y/o extranjerización) Y el endeudamiento por 5 generaciones de paraguayos con bonos soberanos y sucedáneos; y ninguna obra de Gobierno decente y relevante. Solo minucias.
En todos los casos, la corrupción y el mal gobierno son causales comunes. Y desde el Parlamento o la Justicia nadie mueve un dedo. También por corrupción y mal gobierno.