Auto: Artefacto mecánico que es utilizado como sustituto andante de la sala de estar, la peluquería, la bodega, el dormitorio o la cabina telefónica de el o la usuaria.
AUTOMOVILISTA: Dudoso integrante de los Homo sapiens sapiens que usa un amasijo de hierro, vidro y plástico para mal ocultar sus traumas y potenciar sus miserias, sobre todo cuando interactúa con otro de su misma especie o con desaprensivos viandantes. Siente un ingenuo orgullo por lo que posee. Lo único que hizo fue comprarlo, pero actúa como si fuera que lo diseñó, lo armó, lo vendió y lo aprendió a usar.
moto: Endeble estructura de dos ruedas que volvió aún más millonario a un grupo de millonarios y llenó la sala de urgencias del Hospital de Traumas de muertos, lisiados y tullidos varios.
motociclista: Hijo oligofrénico de Satanás que salta del concesionario a la calle sin que medien entre uno y otro paso la responsabilidad, el sentido común o el conocimiento básico para no matarse o matar a otra persona. Este adquiere un aparato un poco más sofisticado que una licuadora, pero se autoconvence de que lo que está en sus manos es, en verdad, una casa rodante o un tanque. Los ortopedistas, traumatólogos, enfermeras y empresarios de pompas fúnebres les están eternamente agradecidos.
ciclista: Persona pulcra y de buen hablar que teniendo autos, camionetas y motos de gran cilindraje prefiere utilizar de vez en cuando la bicicleta porque es más cool. Los fines de semana ataca en enjambres hambrientos de esnobismo calles y avenidas.
carnÉ de conducir: Pedazo de plástico mal coloreado que se da como vuelto en los municipios y que es indispensable tener a mano para que los policías y zorros grises no te pidan coimas o que, al menos, te cobren más barato.
semáforo: Árbol de Navidad para pobres, tiene apenas tres luces, que es un excelente lugar para estacionar el auto o la moto los viernes y sábados a la noche.
paso peatonal: Líneas mal pintadas que sirven para apuntar mejor a los que osan pasar por ellas.
calle: Espacio público donde los loros se creen águilas y las hienas rugen como leones.
Reglas de tránsito: Librito del género fantástico que nadie se toma la molestia de leer, pues carece de utilidad práctica.