Los pacientes del Hospital Pediátrico Acosta Ñu, junto a sus familiares, vivieron ayer un momento diferente, haciendo una pausa entre las consultas, los pedidos de estudios y medicamentos para disfrutar de la representación del pesebre viviente, a cargo de los funcionarios del centro asistencial. Todos los detalles fueron previstos, desde el escenario natural adornado con flores, la presencia de animales, como bueyes, cabras, gallos y el burro que fue el encargado de acercar a María hasta el establo.
Ataviada con una túnica blanca y una capa, Celeste Alcaraz representó a la Virgen María. Llegó y tomó en brazos al niño Jorge Antonio León, de 4 meses, que se prestó de principio a fin al papel del niñito ante la atenta mirada de su madre, Virginia Aguilar.
“Estoy emocionada, es un momento muy lindo”, afirmó la madre que acompaña desde mayo pasado a su pequeña Jessica de 7 años en su tratamiento en el servicio de Cardiología.
El paso de los Reyes Magos y la entrega de obsequios al niño fueron acompañados con una sonrisa por Justina González, que desde San Pedro de Ycuamandyyú llega con su hijo Nery Antonio, de 9 años, para su tratamiento de quimioterapia contra la leucemia. “Esto fue algo maravilloso y hermoso para mí; estoy muy emocionada. Con mis 41 años nunca vi algo así y ahora pude ver y me gustó mucho”, afirmó la mujer.
Debido al tratamiento del paciente, Justina explicó que deberán permanecer por más de un año en el albergue del hospital, donde compartirán la celebración de Nochebuena.
PREPARACIÓN. La vestimenta, el relato y el cierre con una oración estuvo coordinado por la licenciada Herminia Benítez, quien explicó que luego de 7 años volvieron a organizar un pesebre viviente en el que los participantes son los funcionarios.
Los hijos de los funcionarios hicieron de pastorcitos y fueron vestidos con túnicas blancas y se encargaron de llevar a las cabritas y los gallos junto al niño.
“Nos organizamos y preparamos esto para conmemorar el nacimiento del Niño Jesús. Todos colaboramos y estamos muy contentos porque vemos que le gustó a nuestros pacientes”, afirmó la coordinadora.
Los animales fueron prestados de los vecinos que se sumaron a la iniciativa que tuvo lugar en el predio del centro asistencial.
“La preparación llevó tres semanas, hubo mucho entusiasmo de los compañeros que se quedaron luego del horario de trabajo para los ensayos”, agregó.
Los trajes fueron confeccionados uno por uno y la inversión corrió por cuenta de cada uno de los participantes del pesebre viviente.
La intención es repetir la experiencia el próximo año.