En el Senado se instaló la puja por la presidencia del Congreso y no es un año cualquiera. Esta última etapa del periodo legislativo tiene un adicional para el elegido.
El que consiga reunir los votos para suceder al liberal Roberto Acevedo estará en la línea directa de sucesión del Ejecutivo y podría terminar siendo presidente de la República hasta las próximas elecciones generales del 2018.
Se trata de un año eminentemente electoral con las internas partidarias en puertas, y la posibilidad de que el presidente Horacio Cartes y su vicepresidente Juan Afara den un paso al costado para pelear por bancas en la Cámara Alta.
En cuanto a los interesados en quedarse con el cargo figuran los mismos de siempre y los que ya estuvieron en su momento dejando como legado más funcionarios nombrados y contratados en el Senado y el Congreso.
Existe una marcada división entre los legisladores. Los pro enmienda y antienmienda, y al parecer la pulseada será justamente entre ambos sectores.
Por un lado, están los cartistas que tienen como aliados a los oviedistas, llanistas y luguistas; y en la vereda de enfrente, están los disidentes y la oposición en minoría.
Estos últimos justamente estaban pendientes del acuerdo entre los 25 que habían apoyado la enmienda pro reelección, y siguen en alerta teniendo en cuenta que se dio una primera reunión al término de la sesión pasada, que continuaría en estos días.
Los candidatos. Hasta ahora son pocos los nombres que suenan para pugnar por la presidencia del Congreso.
Por un lado, los pro enmienda deben definir entre tres candidatos: dos de ellos ex titulares del Senado Jorge Oviedo Matto, del Unace, y el liberal Blas Llano, y un ex presidente de la República, Fernando Lugo.
En el caso de Oviedo Matto el mismo fue elegido por dos años consecutivos al frente de la Cámara Alta, y entre los legados que más se cuestionan figura la contratación a mansalva de funcionarios; la adquisición de un piano de cola por un valor de USD 200 millones, cuyo uso se desconoce; y la construcción de un quincho por un valor de G. 140 millones.
El oviedista no pudo terminar su mandato porque estuvo salpicado por la polémica en torno a la venta de propiedades de su familia al Indert y fue reemplazado en el cargo por el liberal y entonces senador Alfredo Jaeggli.
Llano por su parte apareció con un discurso diferente en principio promoviendo el recorte de gastos superfluos, provocando un descontento general de funcionarios. Sin embargo, al final terminó también ubicando a sus leales.
En el caso de la disidencia, por el momento hay dos que están expectantes: el disidente colorado Óscar Salomón y el liberal Miguel Abdón Saguier.
Deben conseguir 23 votos para acceder al cargo.