Desde hace mucho tiempo, los gobiernos de turno analizan la posibilidad de presentar al Congreso un proyecto de ley que cree un fondo soberano. Básicamente, este fondo funcionará cuando la situación económica del país tenga algún problema, ya sea por un mal periodo agrícola o por efectos de la economía mundial.
Se proyecta que este fondo esté financiado con el dinero adicional que Paraguay reciba de Itaipú a partir del 2023, alrededor de USD 1.000 millones al año, y que esté blindado de las apetencias políticas.
Cuando durante el gobierno de Fernando Lugo se consiguió un pago adicional de Itaipú a Paraguay, fueron innumerables las discusiones sobre el destino que debían tener esos fondos. Finalmente fue aprobada la Ley de Fonacide (Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo). Si bien el fin de la ley fue bueno, el problema está en su ejecución. Se decidió que una parte de los recursos sea administrada por las municipalidades y gobernaciones para ejecutar obras de infraestructura, principalmente relacionadas con la educación.
Al poco tiempo de haber sido implementada, los órganos de control del Estado descubrieron que varios de los municipios hacían figurar obras inconclusas, o que si bien estaban terminadas, fueron hechas con materiales de mala calidad y terminaron por derrumbarse a poco de haber sido edificadas.
La teoría aplicada para aprobar la distribución de los recursos era que la propia ciudadanía sea la contralora del uso de bienes. El problema es que la gente está aún poco acostumbrada a ejercer sus derechos civiles, sobre todo cuando vive en el interior del país, donde en las ciudades con pocos habitantes todos se conocen.
Imaginen ahora eso trasladado a la creación de un fondo soberano. El primer cuestionamiento pasa por quién será el administrador del dinero y qué castigos tendrá si lo malutiliza. También se debe determinar cómo se blindará su uso en periodos electorales, cuando el gobernante de turno podrá argumentar que precisa el dinero para construir en una localidad equis, que casualmente tiene como responsable municipal y departamental a alguien de su mismo partido.
Otra interrogante es si con la creación de este fondo bajará el endeudamiento público o servirá para pagar esas deudas contraídas cuando estas hayan crecido demasiado. También es necesario responder si en vez de crear ese fondo es posible destinar ese dinero a la reparación de escuelas y caminos, equipamiento de hospitales, más financiamiento para becas al exterior, entre otros.
Es necesario comenzar a debatir sobre todo esto, dar respuestas y tomar acciones. Independientemente de todo, Paraguay necesita tener un monto determinado de ahorro ante cualquier eventualidad.