Víctor Manuel Sostoa Textos -- Sergio Daniel Riveros Fotos
En el combo que en teoría la Selección Paraguaya tenía los rivales más accesibles, no pudo sumar punto alguno.
Ayer, la Albirroja volvió a perder ante la altura y Bolivia. Paraguay tuvo un planteamiento correcto, hizo el gasto en el segundo tiempo y tuvo todo a su favor para quedarse con un resultado positivo. El elenco boliviano se quedó con 10 hombres en cancha desde los 60 minutos, los albirrojos dispusieron de ocasiones para marcar, pero las penúltimas pelotas en su mayoría fueron imprecisas o las definiciones equivocadas.
idea inicial. Irreprochable el planteamiento de Francisco Arce en el primer tiempo. Cuatro zagueros con mayor oficio defensivo, Marcos Riveros parado frente a ellos y una línea de cuatro volantes y Haedo como único en punta fue la figura. Pero eso tiene que tener movimiento dentro de la cancha y los jugadores tuvieron una tarea solidaria admirable. Los volantes extremos, Pérez e Iturbe –cada uno por su lado–, apoyaron las tareas de los laterales Patiño y Alonso. Enorme fue el sacrificio de Haedo. Ortigoza no tiene mucho recorrido, pero se encargó de ordenar tácticamente a sus compañeros y en las pelotas paradas estuvo muy preciso.
Pero no todo fue tarea defensiva. La Albirroja tuvo un par de ocasiones: una fue para Gómez, que recibió un rebote tras un tiro libre y eligió mal para terminar la jugada; y la otra fue una jugada de Iturbe, que en un arrebato individual dejó en camino a dos rivales y quedó frente a Vaca, que ganó el mano a mano.
El gran partido realizado por Iturbe y Silva no será recordado, simplemente porque el resultado fue negativo. El zurdo tuvo a maltraer a los defensores locales y justamente a él le cometió la falta Valverde, que terminó expulsado.
Cuando los jugadores sintieron dentro de la cancha que el partido era ganable, la Albirroja atacó con mucha gente y, cerca del borde del área local, Raldes le puso el brazo a Iturbe, el árbitro no pitó la falta y de allí surgió la contra que Arce supo alargar para Marcelo Martin y este eludió a Silva, desde un ángulo cerrado devolvió el balón hacia el medio y Gómez, en su intento de rechazar, mandó el balón en contra de su arco.
Ese gol fue una puñalada para la Albirroja, un duro castigo y demasiado premio para los bolivianos.
Después se intentó en base a garra, más que fútbol.