Por Raúl Cortese
ENCARNACION
Los reclusos de la Penitenciaría Regional de Itapúa no pueden estudiar debido a que no existen los muebles suficientes, como pupitres, en sus salas de estudios.
Una verdadera avalancha de interesados en cursar sus estudios en diferentes ciclos se registró para las clases que dieron inicio el martes último, ante la puesta en vigencia de una nueva ley en la cual establece que por cada tres días de trabajo o estudio, el recluso se le conmuta un día de cárcel. En total, son unos 60 pupitres como mínimo los que aún faltan para que todos los internos puedan iniciar las clases. Esto se da en cumplimiento al artículo 120 de la Ley de Ejecución Penal, que ha duplicado la cantidad de alumnos en la actualidad.
Hugo Daniel Ramírez, el encargado de despacho del Centro 769, que funciona en la cárcel de Itapúa, informó que a la fecha continúan las inscripciones de los interesados y el número sigue aumentando. De ochenta reclusos iniciales, ahora aumentó la cifra a 160 alumnos. Además, se encuentra en funcionamiento el pabellón de transformación integral, en el cual los internos dejan sus vicios y se encuentran obligados a estudiar. “Los ochenta alumnos que egresaron el año pasado, este año continúan. El cuarto ciclo no tiene ningún pupitre, al tercer ciclo le falta diecinueve, al segundo dieciocho, y al primer ciclo le faltan seis pupitres”, dijo Ramírez.
Superpoblación. Como ocurre en casi todas las cárceles del país, este penal también sufre de una superpoblación. La población en la actualidad es de 990 internos y anuncian que van a seguir llegando personas, provenientes de las penitenciarías de Ciudad del Este y Tacumbú. En esta última ya no pueden ingresar internos por una medida tomada desde Institutos Penales.
A partir de mil reclusos, la situación va a comenzar a complicarse, según anunciaron las autoridades.
Andrés Karajallo, agente penitenciario y director de la cárcel de Itapúa, consignó que fueron recibidos todos los kits necesarios para que los internos estudien y de esta manera puedan culminar sus estudios; remarcó que “a partir de los mil reclusos la situación se va complicar”.
En la ocasión, Karajallo explicó que se encuentra en plena construcción la futura planta de tratamiento de residuos cloacales de la cárcel, ya que desde la construcción de dicho penal hace 13 años, el desagüe termina de manera directa y sin ningún tipo de tratamiento en el curso de un arroyo pequeño que pasa al lado del edificio penitenciario. Su construcción estaría finalizando en los próximos meses, según adelantó.