En un primer momento sus restos iban a ser velados en el local de Autores Paraguayos Asociados (APA), en Asunción, pero finalmente fueron trasladados ayer a Coronel Martínez, Arroyito (Guairá), ciudad natal del destacado y apreciado arpista, donde recibirá una cristiana sepultura.
La comunidad musical y cultural lamentó su partida. “Él creó el método del arpa paraguaya a pedales, su legado para el arpa es inmenso”, comentó la gestora cultural Marlene Sosa Lugo, que acompañó a Anahí, hija de Arzamendia, quien estuvo junto a su padre en la última etapa de su vida.
Tras regresar de Francia, en estos últimos años, el maestro se dedicó a la docencia, su gran pasión.
Historia. Desde los 7 años, Arzamendia comenzó a ejecutar la guitarra en su pueblo natal y su sueño era llegar a Asunción. Y fue guitarreando en los festejos patronales de Arroyito, y de los pueblos cercanos, que llegó hasta Caacupé con su hermano, el que también era músico. Desde ahí, ambos emprendieron el viaje hasta Asunción a pie. “Mi hermano y yo éramos muy niños. Teníamos el objetivo de aprender el repertorio de los músicos de la época, escuchando en los lugares donde ellos actuaban y al mismo tiempo contactar con ellos”, había declarado Dionisio, según recoge Portal Guaraní.
Este músico, que empezó tocando a cambio de cena en sitios nocturnos, sobresalió gracias a su talento, y llegó a tocar en destacados escenario, como el Teatro Bolshoi de Moscú.
Su talento le hizo recorrer el mundo y le valió grandes reconocimientos en el exterior y en Paraguay, entre ellos el de Maestro del Arte, otorgado por El Cabildo.