La historia de Cándido Luis Villasanti, conocido por todos como Lui, el chiclero, es conmovedora. Trabaja vendiendo chicles, galletitas y helados desde hace 43 años en las inmediaciones de colegios privados como el San José, el San Agustín o el Nacional Nuestra Señora de la Asunción.
El año pasado, conversando casualmente con ex alumnos, mencionó algo que le tenía incómodo durante mucho tiempo, pero de lo que nunca quiso charlar, según él mismo repite. Contó que tenía su terreno propio en Mariano Roque Alonso, sin embargo, nunca pudo edificar por falta de recursos económicos.
En ese momento, una chispa se encendió y Álvaro Giménez, uno de sus clientes antiguos y funcionario de la organización Techo, emprendió una colosal campaña. “Todos por Lui” se denominó la iniciativa que congregó a estudiantes y ex escolares que fueron clientes del chiclero, a quien todos quieren.
En siete meses consiguieron los fondos suficientes y comenzó la construcción de lo que hoy es el nuevo hogar de Lui, una casa de material, que fue además equipada con muebles y electrodomésticos.
“A veces me siento todavía extraño en la nueva vivienda, como si durmiera en lo de mi vecino”, cuenta con crudeza Lui, quien dice sentirse bendecido por la obra que le regalaron a los 58 años.
“La vida me fue dura, pero no me puedo quejar, tuve buenas épocas como vendedor de golosinas y helados, creo que mi falta de formación hizo que no guarde lo suficiente para construir el techo soñado”, asegura.
Villasanti llegó a Asunción cuando era apenas un crío desde San Bernardino. Trabajó como criado en una casa de Villa Morra hasta que tuvo la edad “suficiente” para trabajar.
“Era como la empleada doméstica, no tenía horario para el trabajo”, recuerda.
Pero ahora, sostiene, no tiene momentos para evocar tristes memorias. “Estoy muy feliz con esta casa, es mi jubilación segura. Allí voy a descansar cuando no pueda más”, remarca mientras conversa con Última Hora y entrega un helado chupachups a un escolar a cambio de G. 2.000.
El mentor de la campaña, Álvaro Giménez, expresa que el modelo del hogar es totalmente personalizado y que Lui no quería nada portentoso ni demasiado grande. “Se hizo como él pidió", asegura.